Una edición extraordinaria de la Gaceta Oficial de Cuba, fechada ayer 11 de diciembre, trae un decreto del Tribunal Supremo Popular que penaliza a todos aquellos reclutas que se autolesionen para evadir el cumplimiento del Servicio Militar Obligatorio.
“Atendiendo al incremento de hechos de autolesiones cometidos por soldados que extinguen sanciones en la Unidad Disciplinaria Occidental El Globo, a partir de la ingestión de objetos (tornillos, arandelas, cuchillas, etc.), con la intención de evadir el cumplimiento de las actividades propias de la unidad disciplinaria y las obligaciones del servicio militar; que la mayoría de estos casos luego de ser sometidos a peritajes de aptitud han sido dictaminados no aptos FAR, o aptos con recomendaciones, y por ende no han sido procesados por la fiscalía militar, y en ocasiones resultaron absueltos por el tribunal militar", comienza el decreto
"Teniendo en cuenta el interés del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de evaluar el fenómeno, con el fin de adoptar decisiones tendentes a frenar estos actos, luego de ser una modalidad utilizada para evadir el cumplimiento del servicio militar. Aun cuando sostenemos el criterio de que quienes cumplen sanción en las unidades disciplinarias no están sujetos al cumplimiento de obligaciones del servicio militar activo, requisito que establece el delito de evasión de las obligaciones del servicio militar por autolesión, para su integración; sino el cumplimiento de una sentencia de un tribunal militar y, por ende, la afectación no es causada al servicio, si no a la ejecución de la sentencia", prosigue el texto.
"Estos internos que, en su mayoría, son sancionados por delitos militares y, por lo general, con penas de corta duración, tienen la posibilidad de retornar a las unidades o entidades de las instituciones militares de procedencia una vez cumplida la condena impuesta o al concedérsele la libertad anticipada por cualquiera de las modalidades previstas en la Ley. Por tales razones, si durante el cumplimiento de la pena en las referidas unidades disciplinarias se autolesionan para eludir sus obligaciones, pueden incurrir en el ilícito de evasión de las obligaciones del servicio militar, previsto y sancionado en el artículo 20 de la Ley de los delitos militares", establece el dictamen.
"Situación distinta acontece cuando a los militares se les condena por delitos comunes y son destinados a extinguir en establecimientos penitenciarios ya que, en tales casos, causan baja de las instituciones militares. Lo anterior no excluye la posibilidad de que sean sometidos a las valoraciones médicas que resulten procedentes, a fin de determinar su grado de aptitud para la prestación del servicio militar y que, de tener alguna afectación en ese orden y ser declarados no aptos, se adopten las decisiones que correspondan, al variar las circunstancias que dieron origen al proceso en cuestión", concluye el texto jurídico, que prácticamente coloca a los reclutas bajo las normas de la Ley Militar.
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El Gobierno cubano impuso el Servicio Militar Obligatorio en la década del 70. Pese al fin de la Guerra Fría y otros cambios geopolíticos que han tenido lugar en las últimas 5 décadas, se ha mantenido vigente hasta la actualidad.
Aplica para hombres que oscilan entre 18 y 21 años de edad y se divide en dos etapas: la primera es el Servicio Militar Activo (SMA), que dura 14 meses para jóvenes que obtengan alguna carrera universitaria y 24 meses para el resto; la segunda etapa es en la reserva del ejército. En la primera etapa, los jóvenes antes de comenzar sus estudios universitarios se ven forzados a cumplir el SMA, pues de no hacerlo pierden el derecho de entrar en la universidad; los demás son sacados de sus centros de enseñanza o trabajo. Todos son llevados a unidades militares aún en contra su voluntad.
Una vez allí, durante el primer mes los jóvenes son sometidos a un entrenamiento riguroso llamado “La Previa”. Luego son obligados a realizar un juramento militar que les convierte en propiedad de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Después, son asignados a diferentes lugares de acuerdo a la demanda que tengan las unidades militares en el país.
No todos realizan la misma actividad; la mayoría son albergados en unidades donde ejercen funciones que no le competen por la complejidad, disciplina y compromiso que se requiere debido a que no son militares profesionales ni tienen vocación para esta exigente labor. Una de las instituciones que más reclutas acoge es el Ejercito Juvenil del Trabajo (EJT), cuya especialidad es el trabajo agrícola en apoyo a la producción de alimentos.
Durante los años 70 y 80, los jóvenes del SMA engrosaron las tropas cubanas que protagonizaron las aventuras bélicas de Fidel Castro. Muchos fueron enviados en misiones militares a países como Angola, Etiopía, El Congo, entre otros, y allí miles perdieron sus vidas. En muchos casos no tuvieron elección. Hoy, muchos sobrevivientes se encuentran con trastornos mentales y otros abandonados sin una pensión que compense todo el sacrificio, el sufrimiento y trastorno que genera participar en una guerra.
El Estado cubano exige a sus ciudadanos el cumplimiento del SMA para poder aspirar a un empleo o continuar estudios en cualquier centro de enseñanza. También, que estos estén dispuestos luego, cuando pasan a las reservas del ejército, para participar en ejercicios y maniobras militares. Los que niegan a cumplir ambas etapas de este proceso son perseguidos, multados y hasta encarcelados.