Rusia canceló la mayor parte de sus inversiones en Cuba debido a la “inacción” del gobierno de la isla, declaró este 15 de diciembre un funcionario ruso a medios oficiales de ese país.
Se trata del secretario de la Comisión Intergubernamental Ruso-Cubana de Comercio, Cooperación Económica, Científica y Técnica, Oleg Kucheriáviy, quien dijo que apenas una decena de los 60 proyectos de colaboración están funcionando actualmente. La inversión en los programas suspendidos asciende a 1000 millones de dólares.
En una reunión de la comisión de asuntos internacionales del Senado ruso, Kucheriáviy dijo que la última sesión de la comisión intergubernamental fue cancelada por “silencio” y “dilación” de la parte cubana. Kucheriáviy no dio detalles sobre cuáles son los convenios que se mantienen activos.
Entre los proyectos de inversión y colaboración entre ambos países están la modernización de la empresa siderúrgica Antillana de Acero, la reanimación de los ferrocarriles de la isla, así como la renovación de 10 unidades generadoras de 100 MW cada una en centrales térmicas cubanas.
A pesar de estas quejas, la pasada semana el vicejefe del Servicio Federal ruso para la Cooperación Técnico-Militar, Anatoli Punchuk, anunció que Rusia enviará las tecnologías necesarias para modernizar las empresas militares de la Isla.
Ambos gobiernos tienen un acuerdo de cooperación técnico-militar desde 2006. Rusia aprobó el año pasado un crédito de 38 millones de euros para la industria militar de Cuba.
Rusia considera a Cuba un “socio estratégico”. En un artículo publicado por Cuba Posible, el economista Carmelo Mesa Lago aseguró que entre 1960 y 1990, la Unión Soviética le concedió a Cuba 65 000 millones de dólares (el triple del total de la ayuda financiera que le entregó la Alianza para el Progreso de Kennedy a América Latina), suma que no fue suficiente para crear un modelo económico sustentable.
Desde entonces, Cuba adeudaba a la extinta URSS más de 35 000 millones, una cifra que La Habana no reconocía en su totalidad, pero que fue heredada por la Rusia moderna y perdonada en su mayor parte en 2014.
En 2019, Putin prometió al sucesor designado por Castro, Miguel Díaz-Canel, una visita a Cuba, pero desde entonces las relaciones entre ambos países se han enfriado por el incumplimiento de los pagos de la deuda externa, lo que ha paralizado buena parte del comercio entre ambos países.
La Habana sigue pagando puntualmente al Club de París el cuarto tramo de su deuda, por valor de 2 600 millones de dólares. El Club condonó 8 500 de los 11 mil millones de dólares que debía la Isla hasta 1986, en una estrategia por convencer al gobierno de que se abra a la inversión extranjera.
Debido a la pandemia, la isla dejó de cumplir sus compromisos con el poderoso lobby financiero y recibió una moratoria de un año hasta que se regularice la situación económica mundial.