Reyes de España envían condolencias por muerte de Eusebio Leal, historiador de La Habana

Mientras los monarcas españoles envían sus condolencias tras la muerte de Eusebio Leal y destacan su "legado infatigable" para recuperar el "esplendor" del centro histórico de la capital cubana, prevalece un debate público sobre los contrastes entre una Habana opulenta y otra que se derrumba
Felipe VI condecora a Eusebio Leal en La Habana.
 

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El Rey Felipe VI y la Reina Letizia enviaron su pésame a la familia de Eusebio Leal, fallecido este viernes. A través de un telegrama encargado desde la Embajada de España en Cuba fue trasladado su mensaje a los hijos y esposa del historiador de La Habana y presidente de la Red Nacional de Oficinas del Historiador y del Conservador de las Ciudades Patrimoniales en la isla. 

Los monarcas desearon transmitir su apoyo a la familia del historiador. Mientras los reyes destacan el "legado infatigable" de Leal para recuperar el "esplendor" del centro histórico de la capital cubana, predomina en las redes sociales un debate relacionado los contrastes entre una Habana opulenta y otra que se derrumba. 

“Hoy se nos ha ido el cubano que salvó a La Habana por encargo de Fidel”, tuiteó ayer el presidente cubano, e inmediatamente lo retuitearon algunos de sus ministros y cuentas aliadas.

La frase, en medio del dolor de unos y la indiferencia de otros tantos, reavivó el debate sobre la supuesta salvación de la ciudad.

Una de las respuestas de mayor repercusión fue la que diera en sus redes sociales el humorista cubano Ulises Toirac. 

 

Todo esto promovió que el debate se intensificara. Por un lado, se exaltó la existencia de fuertes contrastes entre una Habana opulenta y otra que se derrumba más allá del Centro Histórico que Eusebio Leal contribuyó a rescatar.  

Quien fuera por años Historiador de la capital cubana recibió reconocimientos de múltiples organizaciones, universidades, países, por su proyecto de restauración de la parte de la ciudad que representa un legado cultural para la nación.

Sin embargo muchos se preguntan: ¿y el resto de la ciudad, esa en la que conviven solares con edificios despedazados? 

El historiador dio fe de su dolor cada vez que se caía un edificio en La Habana -hecho que ocurre con más frecuencia que en cualquier otra ciudad de Cuba. Pero lo que muchos cubanos hacen notar en las redes es que con el dolor no se resuelve el derrumbe de edificios que han provocado otras muertes, a niñas incluso.

En una entrevista publicada en el portal de Unesco, a Leal le preguntan por los muchos edificios de La Habana Vieja que siguen habitados a pesar del proyecto de rehabilitación que incluye desplazamientos.

Él responde: "En muchos casos, los edificios que estaban en ruinas y que hemos restaurado estaban habitados por familias en condiciones precarias. Es todavía el caso de muchos de estos. La respuesta ha sido dar techo seguro y digno a miles de personas, proporcionar educación a los jóvenes y crear puestos de trabajo seguros para los adultos. Hemos tratado de transitar por lo que la UNESCO definió, en su momento, como “un proyecto singular”, diferente. Singular no quiere decir mejor. No pretendemos haberlo hecho mejor que en otras partes del mundo. Se hizo más bien de acuerdo a nuestra propia experiencia. Es decir, a pesar de los traspiés y equivocaciones que padecimos en la búsqueda de un modelo de rehabilitación que finalmente encontramos".

Otro debate ha tomado, en las redes, la ruta de la lealtad de Eusebio a Fidel Castro. Salió a luz una especie de anecdotario que cuenta el testimonio del historiador sobre su relación con aquel, fallecido hace casi cuatro años. 

De ahí sobresale esta confesión que, para usuarios, no deja de ser "Folletín. Cristianismo científico. Grandeza venida a menos. Intelectual de estufa y coleccionista de pañuelos".  Dice Leal:

"Una vez le llamó mucho la atención un pañuelo bordado que yo llevaba en ocasiones, en solemnidades. Y entonces, le llamó la atención y en un gesto muy suyo, se acarició un poco la barba, y dijo: “Y eso que cosa… a ver, déjame ver”. Y tomó el pañuelo. Estaba bordado con una L. Le digo “Le doy mi Lealtad a cambio de su Fidelidad”. Inmediatamente sacó su pañuelo y me lo dio. Y lo conservo. Imagino que Él conserva el mío".

 

 

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