Un centro estatal de investigaciones en Cuba estudia cómo producir harina de garbanzo, que podría “usarse en la panadería”, según informó este jueves el medio oficial Cubadebate.
“Nosotros quisiéramos que creciera mucho y rápido porque el garbanzo es un cultivo muy barato, lleva pocos productos químicos para asegurar su protección fitosanitaria, requiere muy poca humedad, los rendimientos en las condiciones nuestras son bastante buenos porque se pueden obtener entre 2 y 2,5 toneladas por hectárea”, explicó Víctor Daniel Gil, director del Centro de Investigaciones Agropecuarias, CIAP, de Villa Clara.
El experto confirmó que “estamos trabajando con algunos derivados de él como la harina de garbanzo que se puede usar en panadería y como extensores cárnicos, se pueden hacer combinaciones con sorgo, con chícharo y con trigo, que también lo estamos trabajando”.
Agregó que “con todo esto se puede hacer una buena cantidad de combinaciones tanto para repostería, como para panadería y extensores cárnicos”.
Según la Revista Cubana de Alimentación y Nutrición, los “extensores cárnicos” son “productos ricos en proteínas de elevado valor biológico que son capaces de sustituir proporciones variables de la parte de otra manera correspondiente a la carne en la formulación de derivados cárnicos de alta demanda”, como embutidos.
La única dificultad que ve el director del CIAP para el desarrollo del garbanzo con estos fines, “es la época de siembra muy breve desde finales de octubre hasta mediados de diciembre porque hay que jugar mucho con los frentes de frío y los ciclones”, que azotan a Cuba.
El Centro de Investigaciones Agropecuarias también trabaja en elevar el rendimiento del frijol tradicional, cuya producción disminuyó por la falta de protección química ante la plaga del trips de la flor, según Cubadebate. Otras variedades como el caupí, pueden sembrarse en primavera y según Víctor Daniel Gil pudiera ser sustituto de la soya para alimento animal.
Asegura que también es posible producir trigo en Cuba, como se logró en siglos anteriores. Se pretende extender en la agricultura una variedad cubana obtenida por científicos, que rendiría unas dos toneladas y media por hectárea en las actuales condiciones del sector, y hasta cuatro con “paquete tecnológico”.
“En el caso del chícharo, que también contamos con variedades cubanas, es un cultivo muy barato en el sentido que lleva menos riego que el frijol, es menos complicado desde el punto de vista fitosanitario, se puede usar para harinas y si extendemos su siembra podemos dejar de importar tanto chícharo también”, agregó el especialista.
La escasez en Cuba y las dificultades en los suministros de materias primas también alcanza a las empresas estatales que elaboran panes y dulces. Ante la falta de harina de trigo importada, en los medios oficiales son frecuentes la aparición de ideas para sustituirla, como la harina de yuca de producción nacional, o los panes elaborados con harina de boniato, calabaza y plátano burro.