Los activistas Luis Manuel Otero Alcántara y Claudia Genlui reportaron este 2 de marzo un caso de brutalidad policial en la barriada habanera de San Isidro, que terminó… mal para los agentes del orden.
En las imágenes que compartieron en redes sociales ambos activistas, integrantes del Movimiento que lleva el nombre de la zona, se observa a un agente golpear a una mujer —negra, por demás—, mientras los vecinos le gritan “abusador”.
Al parecer, todo sucedió a raíz de una venta de alimentos, que generó una larga fila y terminó en desorden público. Los policías utilizaron la fuerza bruta contra la mujer, pero ella contestó sin amilanarse.
“Policía, colero, madre, hijo, negro, blanco, todos desesperados y matándose entre ellos, mientras unos pocos dirigentes viven bien y no hacen colas. Tienen todos los dólares de un pueblo que se mata y se violenta entre ellos mismos. ¿Esta es la muerte o patria que defiende el régimen y sus artistas?”, declaró Otero Alcántara en redes sociales.
San Isidro es uno de los barrios más pobres de la capital. En la periferia de la urbe, cada vez más grande y parecida a los arrabales misérrimos de Río de Janeiro y Caracas, la policía llega en plan de dar golpes sin consideraciones.
Activistas, periodistas independientes y opositores denuncian constantemente este tipo de comportamiento policial, incluso más común en zonas rurales del país, a donde no llegan las cámaras de la prensa internacional.
Mientras tanto, la brutalidad policial contra mujeres y afrodescendientes en Cuba es de lo más común. En los últimos tiempos, a medida que crece el interés del público en los asuntos de raza y género en la isla, se ha hecho más visible la violencia sistemática contra ambos grupos humanos.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) realizó una audiencia pública virtual en octubre donde pide que se tipifique como delito el feminicidio en el Código Penal de Cuba, que el gobierno recabe datos oficiales sobre casos de violencia de género para poder elaborar mejores políticas públicas y que impulse casas de acogida para las víctimas y sus familias, entre otras.
Luego de años de reclamos por parte de activistas feministas en Cuba, finalmente el régimen anunció el 21 de octubre la habilitación de una línea telefónica para reportar violencia de género, una de las pocas medidas adoptadas en este sentido por el gobierno cubano.
Un artículo publicado en el oficialista Cubadebate explica que la Línea 103, que pasó de ser la antidroga, a atender situaciones sobre la pandemia de COVID-19, ahora funcionará para "responder a denuncias de violencias de género y de otros maltratos que ocurren en el escenario familiar".
Por otra parte, el opositor cubano Manuel Cuesta Morúa, miembro del Comité de Ciudadanos por la Integración Racial, ha dicho que el racismo sí está institucionalizado en Cuba.
En entrevista con CubaNet, el historiador comentó que el racismo es un fenómeno estructural.
“La gente lo habla como prejuicio, de reminiscencias que quedan del pasado. Lo que dura mucho es porque está institucionalizado, sí no, no dura, y yo creo que el racismo es uno de los fenómenos que está institucionalizado y estructuralizado en Cuba”, agregó el activista.