La anciana cubana, María Elena Díaz Rodríguez, residente en la localidad de Palma Soriano, en la provincia de Santiago de Cuba, se encuentra totalmente desprotegida ante la situación de riesgo y vulnerabilidad en la que se encuentra. Su casa tiene peligro inminente de derrumbe y a pesar de sus constantes denuncias ante autoridades del régimen, nunca ha recibido ninguna solución a sus problemas.
En un video al que tuvo acceso ADN Cuba, Díaz Rodríguez expresa su frustración ante un sistema que una vez defendió y creyó, y hoy le dan la espalda y hacen caso omiso a sus súplicas.
De acuerdo a su testimonio, actualmente se encuentra incapacitada y presenta diversas enfermedades. Además, hace apenas unos once días un pedazo del techo de su hogar se desprendió y le provocó daños graves en un antebrazo y las piernas.
“Mis condiciones de vida son pésimas”, refirió la anciana.
Díaz Rodríguez, explicó que a pesar de haber trabajado durante décadas en entidades estatales y dedicado toda su vida a las personas de su pueblo, ahora que está impedida le dan la espalda.
“No pensé que recibiría esto de este pueblo. (…) Hoy soy una basura. No tengo hijos que me atiendan, no tengo esposo, no tengo a nadie”, detalló. “Recibo una pensión de 1265 pesos y nada más. Nunca me han dado absolutamente nada. No existo para ningún dirigente de este pueblo: carta que mando carta que no llega, seguramente atención a la población rompe todo”, aseveró Díaz Rodríguez.
“Hablo sin miedo: no tengo ayuda. No me atiende Vivienda ni el Poder Popular…. y mi casa está en el piso”, añadió.
La anciana santiaguera afirmó además: “Mi situación es crítica, pero todavía tengo deseos de vivir”. “Pido ayuda para como ser humano, tener conciencia. Sin salud, una cama, una casa, seguridad de vida: no se puede tener conciencia”, advirtió.
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María Elena Díaz Rodríguez, describió además como ha sido víctima del burocratismo y los engaños de funcionarios de la Dirección de Vivienda en su localidad.
En las imágenes de su casa es posible observar como una parte del techo se encuentra en terribles condiciones y tampoco tienen seguridad las ventanas y puertas. Vive hacinada entre lo que intenta proteger de un inminente derrumbe y según contó su refrigerador está roto, así como otros equipos.
El régimen castrista dice como disco rayado que en Cuba “nadie quedará desamparado”, mientras desecha a quienes le sirvieron, como piezas gastadas de una maquinaria. La prensa oficialista esconde la cabeza ante los numerosos casos de ancianos abandonados.