Osmani Pardo Guerra, es un cuentapropista cubano que se unió al grupo de activistas, artistas y periodistas independientes atrincherados en la sede del Movimiento San Isidro, en Damas 955 en La Habana Vieja, para reclamar al régimen por la liberación del rapero contestatario Denis Solís González, detenido arbitrariamente y condenado por “desacato” a 8 meses en un juicio sumarios sin garantías legales.
Los integrantes del MSI permanecen bajo vigilancia policial las 24 horas, sus líneas telefónicas son bloqueadas, el régimen cubano despliega una campaña difamatoria contra ellos en los medios estatales, no pueden evadir el constante acoso de la Seguridad del Estado, y son víctimas de actos de repudio orquestados con “simpatizantes” del castrismo.
“Hoy he dedicado el día a terminar estos árboles de alambres, conectado mental y espiritualmente con mis hermanos del MSI que se encuentran bajo vigilancia y se les impide salir de sus casas. A mí me quitaron la vigilancia, puedo salir, no lo he hecho porque no soy de estar en la calle, solo salgo a hacer algún trabajo o buscar algún alimento, los que me conocen saben mi estilo de vida. Tampoco me siento con ánimos de salir sabiendo que mis hermanos no lo pueden hacer por caprichos de un régimen”, señaló en redes sociales Pardo Guerra.
En una publicación realizada en su perfil en Facebook, Pardo Guerra, uno de los huelguistas que permaneció en la sede del MSI exigiendo la liberación de Solís, comentó además sobre algunas vivencias personales.
“También desempolvé mi vieja trompeta, la limpié, engrasé y logré sacarle algunas notas después de tantos años que no la tocaba. En otro momento les hago un vídeo tocando alguna pieza, les confieso: no dominó el instrumento. Recibí clases en una Iglesia y no pude terminar estudios por la necesidad de trabajar y buscar dinero para ayudar a mi mamá con la casa. Los que me conocen saben que soy músico, poeta y loco, como se dice en buen cubano Dios me ha dado muchas habilidades”, dijo.
“Les cuento que hoy fuese un artista graduado de cualquier escuela de este país, de hecho hice pruebas en la Escuela Instructores de Arte de Boyeros cuando terminaba la Secundaria Básica, saqué toda la puntuación en el tema de las artes y me suspendieron por no responder correctamente las preguntas de política. Yo era un adolescente que no estaba pendiente a la política ni a los noticieros, vivía dibujando o haciendo mis esculturas con cualquier material que encontraba. Unas preguntas de política troncharon mi futuro; así son las cosas en este país: todo lo ligan con la política”, reflexionó Pardo Guerra.
Y añadió: “no pude estudiar en la escuela de arte pero soy artista, artesano de la calle de mi casa y de mis amigos. Soy multifacético, los que me conocen saben de qué les hablo, lo mismo trabajo en la albañilería que en cualquier otro oficio. Soy un hombre libre y ningún sistema dictatorial podrá decidir qué puedo y que no puedo hacer; y qué se considera arte o artista y quién no”.
“Seguiré luchando por un cambio, por una CUBA con derechos humanos y libertades. Bendiciones, ¡VIVA CUBA LIBRE!”, concluyó.