Con malestar acogen los holguineros la noticia de que cuatro establecimientos, aparte de los ya existentes, a partir de este lunes 20 de julio venderán sólo por moneda libremente convertible (MLC).
Para el periódico Ahora, Elizabeth Reyes Velázquez, directora de la División Oriente Norte de Tiendas Caribe, informó que el nuevo modelo de oferta iniciará en el Punto de Venta de “Seis Columnas”, para la línea de ferretería; “La Sucursal” ofrecerá alimentos y útiles para el hogar y “Las Maravillas” se destinará al aseo personal y renglones para la higiene.
Avena, hojuelas de maíz, trigo inflado, cosas pocas veces vistas en Holguín, se exhiben con elocuente desfachatez en las estanterías de “La sucursal”, así como pomos de mayonesa, latas de conserva y hasta barras de mantequilla en diferentes formatos. Productos que desde hace mucho están en ausencia aparecen en pocas cantidades en la red de comercio o hay que adquirirlos “por la izquierda” con precios inflados.
Según los directivos entrevistados, hay respaldo de mercancías y medios de almacenaje, lo que garantizará el abastecimiento permanente para más de 80 “códigos” de los que ofertan, entre otros, jugos, refrescos, cerveza importada, pastas alimenticias y café.
Mientras tanto, en ningún otro lugar de la ciudad se encuentran estos jugos, las pastas alimenticias se venden de manera normada en las bodegas o de forma regulada en las tiendas estatales, los refrescos no existen y el café es un sueño que se ha convertido en pesadilla y solo aparece en el mercado negro a condición de pagarlo a 30 pesos el paquete.
Hasta el presente, adquirir jabones, detergentes, champú o pastas dentales equivale a horas de nocturnidad en una cola, acosado por militares, policías y revendedores que se confabulan para vender turnos o meter delante a los amigos y no existe garantía de alcanzar.
La medida adoptada por la dictadura en pos de apresurar la hartura de sus bolsas con moneda fuerte traerá consigo un ensanchamiento de la brecha social existente entre los que reciben remesas y aquellos que deben vivir de un salario que promete ser aún más miserable.
Al día de hoy, el dólar norteamericano se cotiza a 1.17 CUC (29.25 CUP), precio que debe tender al alza en la medida en que más personas lo necesiten.
No obstante, en “La sucursal” o “Las maravillas” la gente hace una cola, muy distinta a la de “allá donde se sientan los viejos, donde se sientan los pobres”.
Los pobres que son marrulleramente insultados con masa de croqueta que parece excremento, pollo para ancianos mayores de 65 años a 20 pesos la libra, jamonada “especial” y morcilla prieta, todo racionado por la libreta de abastecimiento.
Los mismos pobres que trabajan para sostener planes de un gobierno profundamente endeudado, que se ha robado hasta el futuro y pide dólares como rescate.
Rescate pagado por otros pobres que afanan duro al otro lado, cuyas familias siguen secuestradas, aunque hoy sonrían en la placentera posesión de una tarjeta MLC.
Y no dejo de pensar en el villano empedrado que en su vanidad alegaba:
“No los queremos, no los necesitamos”.