El actor cubano Luis Alberto García utilizó sus redes sociales para opinar en un amplio texto sobre la pésima situación social de la isla y el derecho que tienen los suyos a protestar ante el “infierno” que viven.
"El gobierno cubano no debería molestarse en extremo con quienes manifiestan su descontento ante el infierno de los apagones. Tiene que asumirlo porque le toca. Porque es su responsabilidad heredada. Porque nuestra gente (sobre todo en provincias) está sufriendo un verano atroz y estalla de rabia e impotencia. Reprimir o intentar acallar esas protestas usando la fuerza será peor”, empezó diciendo.
García añadió que sus compatriotas están hartos de vivir a oscuras todos los días, “sudando estos calores tropicales, abanicando a menores de edad y ancianos en largas noches con plagas de mosquitos que portan enfermedades, temiendo que la poca comida que consiguen en el día, en extenuantes colas, se les eche a perder por falta de refrigeración”.
“Cubanas y cubanos que saben muy bien que existe el bloqueo. Pero también saben o intuyen que ha habido, de manera sostenida, durante décadas, falta de previsión por parte de quienes nos han dirigido o nos dirigen. Y eso, en política, es fatal. Saben que la crisis energética viene caminando desde hace mucho”, agregó.
El actor asegura que es normal que los cubanos se cuestionen por qué las termoeléctricas cubanas “están casi siempre rotas” o por qué las inversiones van a los hoteles y no a modernizar la generación eléctrica de la isla. Asimismo sostiene que tienen razón en preguntar por qué desde hace años se les ponen trabas en Aduana para comprar fuentes renovables de energía.
“Las personas comunes no tenemos manera de saber cómo y por qué se ha llegado a esta debacle porque no se nos explica con claridad. Ha estado permeado de “cantinfleos” e incongruencias el discurso oficial en todas las plataformas”, continuó.
“No hay barrios “vulnerables”, que es el eufemismo que encontraron para sustituir a “pobres” o “miserables”. El archipiélago entero está enfermo. Estamos habitando una especie de tierra maldita”, insistió.
“¿Qué pretenden que hagan los ciudadanos? ¿Bailar y aplaudir? ¿Le repetimos a nuestra descendencia la historia (que a su vez nos contaron nuestros padres y abuelos) de que las cosas irán bien para el 2030? ¿Para dentro de 20 años? La vida es una sola. Y en este país hermoso está fea y demasiado dura. Protestar cuando hay razones de sobra para ello, tiene que ser un derecho, no un delito.", concluyó.