La popular reportera de deportes Julia Osendi criticó la respuesta dada por el monopolio de las telecomunicaciones cubano Etecsa a las numerosas acusaciones de robo, que le hicieran recientemente cientos de usuarios.
Ella cree que la compañía se lava las manos de culpa: “Somos nosotros, los que la mantenemos, los equivocados”, ironizó.
Osendi, quien fue periodista de la televisión oficialista, estuvo entre los clientes que denunció a la corporación estatal por un supuesto “robo de datos móviles” del último bono para quien recargue desde el extranjero, y no ha dudado en definir al monopolio como “la más fraudulenta de las empresas que existen en este país”.
La comunicadora, una de las primeras mujeres en ser reconocida en la prensa cubana por trabajar temas de deportes, no fue condescendiente con la nota que hiciera el periodista oficialista Lázaro Manuel Alonso para excusar a la empresa en la televisión nacional.
El reportaje “era ni más ni menos que lo que esperaba: ninguna pregunta inquisitiva, ningún intercambio de opiniones, ninguna pregunta fuera de tono”, criticó Julia Osendi en un post de Facebook.
Del lado de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (Etecsa), entrevistaron a “muchachos muy bien preparados que, cual disco rayado, repiten lo mismo con lo mismo”.
Con sarcasmo, la periodista resumió las explicaciones del monopolio estatal en que “somos nosotros, los que mantenemos a ETECSA, los equivocados. No hay robos no hay despojos, es justa la forma en que se valoriza un mega...”
La polémica Julita, como la conocen miles de aficionados al deporte cubano, arremetió contra la empresa porque hace creer que “somos nosotros los que tenemos mal nuestros [teléfonos] móviles, si son modernos... ¡Peor! Más gastan. La velocidad buena gasta el cuádruple. En fin…”
En su comentario de redes sociales, la comunicadora reconoció que “quizás tengan razón estos jóvenes técnicos, pero también nosotros la tenemos. Y lo q fastidia es que necesitamos estar conectados y sólo hay un medio, ETECSA”.
Julia Osendi asegura que por criticar a la empresa del régimen le han hecho bullying: “estos comentarios me han valido para ser ofendida, tratada como vieja estúpida y analfabeta q no ha tenido un móvil inteligente en su vida, como fan y como enemiga de ETECSA; me han tildado de tantas cosas...”
Ante la falta de respuestas concretas a sus clientes, por parte de corporación estatal que ofrece, Osendi dijo desistir de una “batalla perdida de antemano”.
“Ojalá hallen nuevas vías para que yo me acueste con 960 megas y no amanezca con 600 y sin usarlo, [y que] a la hora de almuerzo ande por 20” megas, expresó en Facebook y al parecer asumió el último recurso que le queda a todo cubano: seguir utilizando la única proveedora de servicios de telecomunicaciones en la isla, que se enriquece con el dinero de los cubanos de adentro y de afuera.
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El viernes de la semana anterior, Osendi reveló que fue atendida por un especialista de la empresa de telecomunicaciones, tras acusar a la compañía de “robo de saldo”.
Según el testimonio de Osendi, el joven Néstor Madruga, quien atiende Redes Sociales de Cubacel, dijo a la veterana comunicadora que había sido “muy ríspida” en sus apreciaciones y le pidió tiempo para “averiguar” su situación.
Luego de una explicación del especialista sobre las supuestas condiciones en que Etecsa brinda su servicio en Cuba, Osendi concluyó que “las tarifas de nuestra empresa telefónica son tan desequilibradas, por no apelar a otro calificativo, que NO un GB (…) 20 que pongas no alcanza para cubrir las cada vez más crecientes necesidades de una clientela que ya asciende a más de tres millones de cubanos conectados en redes”.
Osendi reconoció que llamarlos “ladrones” fue una “palabra dura”, porque “no me llevan megas para ponérselas a otro. Es cierto, pero para no utilizar la dura palabra ¿cómo catalogar a las tarifas actuales, crueles, duras, imposibles?”, se preguntó.
“Ojalá tuviésemos otra variante de ETECSA pues de la lucha de contrarios, una de las leyes de la dialéctica, saldría algo mejor y podríamos comunicarnos sin limitaciones y poder pagar, quizás, en la moneda que nos pagan a nosotros por nuestro trabajo”, concluyó.