Espeluznantes muertes de un gato y un perro aterran a vecinos de una cuadra en Jaimanitas

La presunta violación de un gato, que terminó muriendo, y el robo y sacrificio de un perro mantienen aterrados a los dueños de mascotas en una cuadra en Jaimanitas
Espeluznantes muertes de un gato y un perro aterran a vecinos de una cuadra en Jaimanitas. /Foto: Francisco Correa
 

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Dos hechos ocurridos en una misma cuadra de Jaimanitas causaron terror entre los vecinos: la presunta violación de un gato, que terminó muriendo, y el robo y sacrificio de un perro. Sus respectivos dueños no han denunciado lo sucedido ante las autoridades, pero sospechan de dos individuos con móviles para realizar los crímenes.

El gato en cuestión era el mimado de una familia, gustaba saltar el muro y entrar a la cocina del vecino. Una vez se robó un pescado, que iban a preparar para el almuerzo, otra vez se llevó un bistec y dejó a un comensal sin proteína. Desde ese día la víctima habría jurado terminar con la vida del gato.

Pero no existen pruebas que lo incriminen. El gato estuvo perdido una noche y apareció al otro día, moribundo.

Fel, el barbero, que conoce todos los entresijos del barrio, cuenta que llevaron el gato al veterinario y le diagnosticaron hemorragia interna con peligro para la vida, producto de una penetración forzosa por el ano con un objeto. El animal murió ese día.

En la casa del frente un perro grande, de raza criolla, llamado Budy, se perdió por arte de magia sin dejar rastro. Al otro día el pelaje y la cabeza aparecieron en el basurero junto a las vísceras, lo cual pudieran ser indicios del consumo de la carne del animal.

 

 

Desde los años noventa no se registraban hechos de este tipo en el vecindario en cuestión, cuando la crisis incitó a los más despiadados a comer animales, pero coincide con la salida de la prisión de un individuo que por aquellos años del Periodo Especial fue el azote de las mascotas del barrio.

El individuo mantiene su casa cerrada. Algunos dicen que  percibieron un olor exquisito, “como a carne asada”.

El individuo salió una vez, a comprar el pan, y lo observaron en todo el trayecto, a ver si daba alguna seña de haberse comido a Budy. Fel, el barbero, añade que se comportó muy tranquilo, incluso saludó a los vecinos.

Las ausencias del gato y el perro en la cuadra, provocaron que ahora las mascotas duerman dentro de sus casas. Incluso los perros grandes, como Panters.  En sus años mozos— cuentan los vecinos—, el sospechoso de haber asesinado a Budy no perdonaba ni a pastores alemanes, ni a Pitbull.

Ana Mejías ahora duerme con su gato. Y Panters, un perro emblema de fuerza y fiereza, duerme protegido por su dueño del presunto “enemigo mayor” y su hambre.

En Cuba no existen normas jurídicas específicas que castiguen la crueldad contra los animales.

 

 

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