En medio de una "situación coyuntural" que ha recordado a los cubanos el fantasma de un Periodo Especial, con restricciones severas de combustible y situaciones críticas del transporte y la industria alimentaria, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel inauguró el hotel de lujo de la cadena española Meliá en la playa de Varadero, provincia de Matanzas.
"La Revolución ha demostrado que nunca abandona a quienes le brindaron su mano incondicional. Es una verdad que habla de amistades firmes, de las que no se desvanecieron ni siquiera en los momentos de más duras presiones imperiales", dijo el ministro de Turismo de Cuba, Manuel Marrero Cruz, durante la inauguración oficial del hotel ante directivos de importantes instituciones del país, embajadores, representantes de cadenas hoteleras, inversionistas, constructores y trabajadores del turismo.
"Este acto inaugural, destacó el ministro, es una demostración fehaciente de que no nos invaden el desconcierto ni la improvisación; que el país seguirá vivo, funcionando y desarrollándose".
"El Internacional de Varadero —subrayó— hereda la historia y cultura de su predecesor; su nueva ubicación protege la duna de playa, garantiza su sostenibilidad, la protección del medio ambiente, y lo hace amigable con la naturaleza. Ha sido dotado de la más alta tecnología y con todas las facilidades que garantizan multiplicidad de servicios que lo avalan como un hotel excepcional de alto estándar".
"Estamos contentos y orgullosos de que Meliá en Cuba está desde 1990, en lo que sería nuestra primera empresa mixta turística: el Hotel Sol Palmeras; y así fue expandiéndose hasta contar hoy con 35 hoteles y casi 15 000 habitaciones, y contribuye así de manera importante al desarrollo turístico del país".
Por su parte, Gabriel Escarrer Juliá, presidente de Meliá Hotels International, apuntó que Cuba se ha convertido en uno de los destinos más relevantes del Caribe. Transmitió en sus palabras la alegría y gratitud por la presencia en el acto inaugural del Presidente cubano, y fue enfático al decir que es en los momentos difíciles cuando los verdaderos socios deben mantener lealtad mutua.
"Nunca, ni un solo día, nos hemos arrepentido de apostar con firmeza por este país", aseguró Escarrer.
"Cuba es parte de nuestro ADN, está estrechamente arraigada a nuestra historia", dijo el empresario, quien además recordó la inauguración del hotel Sol Palmeras, que contó con la presencia del fallecido dictador cubano Fidel Castro Ruz.
La emblemática instalación hotelera, de categoría cinco estrellas y la más prominente de Varadero, consta de 946 habitaciones, de un moderno Centro de Convenciones, varias piscinas y restaurantes, así como de un portentoso cabaré (el Continental), que recibió la visita, este sábado, del Presidente Díaz-Canel.
Un proyecto polémico
La demolición del anterior Hotel Internacional de Varadero, construido en 1950, y cuyo diseño estuvo a cargo de los arquitectos Ricardo Galbis y Vicente LLanera, suscitó a finales del año 2010 protestas entre los ingenieros, arquitectos e intelectuales cubanos cubanos, que lo consideraban parte del patrimonio arquitectónico de la isla.
El arquitecto y urbanista Julio César Pérez aseguró en aquella ocasión: “Es una falacia demoler un buen edificio en aras de construir uno ‘más moderno’. Ya sabemos las experiencias que se tienen y verdaderamente no se han construido mejores cosas ‘más modernas’ en muchos años en nuestro país. Esto es una vergüenza y denota una subestimación total del valor y el carácter cultural de la arquitectura.”
La fallecida etnóloga Natalia Bolívar expresó en aquel entonces: “Me ha dejado horrorizada con la noticia de que van a demoler o transformar en oficinas, al hotel Internacional de Varadero. Realmente, aquí tenemos “sesudos” que no conocen, ni líe importan la historia y mucho menos, la cultura.”
A la respuesta de Natalia se sumaron poetas, escritores, periodistas, curadores de arte, actores, como Guillermo Rodríguez Rivera, Rogerio Moya, Félix Contreras, Abelardo Mena, Tomás Fernández Robaina, David Camps, Alden Knight, Armando Fernández, quienes cuestionaron la autoridad del Ministerio de Turismo para tomar una decisión semejante con un sitio emblemático de la cultura y la historia cubana.
La arquitecta María Victoria Zardoya, vice-presidenta del grupo de trabajo de Docomomo-Cuba, el comité cubano para la protección de la arquitectura moderna, envió a Nilson Acosta, Secretario Ejecutivo de la Comisión Nacional de Monumentos (Consejo Nacional de Patrimonio Cultural) una carta que concluía “…Solicitamos a esa instancia una gestión de emergencia en aras de detener una decisión que tendría consecuencias muy negativas e irreversibles para el patrimonio de la arquitectura moderna cubana.”
Docomomo-Cuba valoraba que "el hotel Internacional se distinguió por su avanzado diseño a tono con las mejores tendencias de la arquitectura turística del momento, la expresión de los valores de la cultura arquitectónica cubana asimilados por la modernidad y la excelente integración visual con la playa, entre otros méritos. Por todas estas cualidades entre otras, forma parte de la memoria cultural e histórica de la Nación.” Sobre Las Cabañas del Sol, destacaba que “marcaron un hito en la historia de la arquitectura cubana, en virtud de sus valores estéticos y funcionales. Son un ejemplo de creatividad y conciliación entre influencia internacional y el legado de nuestra tradición arquitectónica.”
El 23 de noviembre del 2010, el arquitecto José Fornés, presidente de ICOMOS-Cuba (capítulo cubano del Comité Internacional de Monumentos y Sitios) difundió una carta que reproducía los argumentos expresados desde mayo ante el Ministerio de Cultura y otras autoridades, acerca de la demolición del Internacional y otros edificios en Varadero. “Cuando en el mundo se promueve, cada vez con mayor fuerza, el rescate de los llamados Hoteles Históricos como una categoría especial tanto en términos culturales como económicos, y también considerando las exitosas experiencias cubanas al respecto (hoteles de La Habana Vieja, el Casa Granda de Santiago de Cuba, etc.), nos parece contraproducente que se desaprovechen las ventajas que esto implica….demoler edificios, constructivamente recuperables, tiene también un costo material que el país no puede permitirse y que, a la larga, la recuperación es mucho más ventajosa económicamente.”
Ninguna de estas autorizadas opiniones fueron escuchadas por el gobierno, que derruyó años después el internacional y encargó el nuevo hotel a la corporación hotelera española. Hoy el gobierno de Díaz-Canel lo inaugura con bombo y platillos como un "logro de la industria turística cubana".