El grupo de cubanos varados en Surinam desde hace dos semanas denunció este 9 de junio actos de brutalidad policial de las autoridades locales, que terminaron con personas lastimadas y en estado de excitación nerviosa.
Los migrantes compartieron con el opositor Eliécer Ávila, presidente de la organización Somos+, videos en los que se observa el proceder de la policía surinamesa —golpes y gritos— al desalojarlos de las afueras del aeropuerto.
Según los cubanos, la policía no distinguió entre adultos y niños, mujeres y hombres, y repartió golpes por igual. Aunque hasta el momento no hay informes de lesionados graves, algunas personas mostraron heridas leves.
Al parecer, las autoridades del país sudamericano se cansaron de ver a la comunidad cubana asentada en los predios del Aeropuerto Internacional Johan Adolf Pengel, a 45 kilómetros al sur de la ciudad de Paramaribo, la capital, y optaron por la fuerza.
El grupo está compuesto por un centenar de personas y habían levantado un campamento allí luego de que su vuelo a Managua, Nicaragua, fuera cancelado. El constante deambular por la infraestructura y el asentamiento en sí mismo era catalogado como un problema de alcance sanitario por las autoridades.
El plan de viaje hacia Nicaragua, según la información disponible, fue establecido por SLM, una empresa comercial minorista con operaciones en todo el continente americano. Los cubanos se quejan de que se suponía que la empresa iba a enviarles en un chárter a Managua el 31 de mayo, pero la aeronave nunca llegó.
El ministro de Transporte, Comunicación y Turismo de Surinam, Albert Jubithana, dijo a los periodistas que se ha iniciado una investigación en profundidad sobre la situación y que los responsables deberán asumir sus responsabilidades.
Los cubanos varados denuncian que pagaron 2500 dólares por un boleto, mientras que el precio de mercado ronda los 1000 dólares, por lo que se sienten doblemente estafados.
SLM divulgó en un comunicado de prensa que, de acuerdo con los términos y condiciones incluidos en el acuerdo, los pasajeros y la aerolínea que iba a realizar el flete del avión son los responsables de que toda la documentación estuviera preparada para realizar el viaje, lo que supuestamente no ocurrió.
Jubithana ha pedido al Departamento de Justicia de su país y a la Policía una investigación en profundidad para conocer si se trata de un fraude y quién es el responsable.
El funcionario pidió además a las autoridades del aeropuerto que mantenga la situación bajo control, ya que empleados de la infraestructura señalaron que los cubanos estaban ansiosos y no seguían las pautas de conducta exigidas e, incluso, habían comenzado a destruir propiedades.