Un centenar de cubanos permanecen varados en el principal aeropuerto de Surinam, después de que fuera cancelado el vuelo que les debía transportar a Managua, capital de Nicaragua, causa de frustración creciente entre los ciudadanos del país caribeño.
Las autoridades locales informaron que los cubanos permanecen en el Aeropuerto Internacional Johan Adolf Pengel, a 45 kilómetros al sur de la ciudad de Paramaribo, la capital de Surinam, aunque no hay datos del porqué y cómo terminaron en ese país suramericano.
La situación empeora cada día debido al malestar por su situación, que se prolonga ya por dos semanas y que ha provocado que los cubanos deambulen por la infraestructura en lo que las autoridades locales comienzan a catalogar como un problema de alcance sanitario.
El plan de viaje hacia Nicaragua, según la información disponible, fue establecido por SLM, una empresa comercial minorista con operaciones en todo el continente americano.
Los cubanos se quejan de que se suponía que la empresa iba a enviarles en un chárter a Managua el 31 de mayo, pero la aeronave nunca llegó.
El ministro de Transporte, Comunicación y Turismo de Surinam, Albert Jubithana, dijo a los periodistas que se ha iniciado una investigación en profundidad sobre la situación y que los responsables deberán asumir sus responsabilidades.
Los cubanos varados denuncian que pagaron 2500 dólares por un boleto, mientras que el precio de mercado ronda los 1000 dólares, por lo que se sienten doblemente estafados.
SLM divulgó en un comunicado de prensa que, de acuerdo con los términos y condiciones incluidos en el acuerdo, los pasajeros y la aerolínea que iba a realizar el flete del avión son los responsables de que toda la documentación estuviera preparada para realizar el viaje, lo que supuestamente no ocurrió.
Jubithana ha pedido al Departamento de Justicia de su país y a la Policía una investigación en profundidad para conocer si se trata de un fraude y quién es el responsable.
El funcionario pidió además a las autoridades del aeropuerto que mantenga la situación bajo control, ya que empleados de la infraestructura señalaron que los cubanos están ansiosos y no siguen las pautas de conducta exigidas e, incluso, han comenzado a destruir propiedades.
Jubithana mantuvo además que el Gobierno de Surinam no debe hacerse cargo de los costos del transporte de este grupo, aunque se mostró favorable a encontrar una solución lo antes posible.