De ícono nacional a “casa de los horrores”, el hotel Habana Libre vive sus años de decadencia, un verdadero “motelucho de quinta” para muchos turistas, que no lo recomiendan en las plataformas de reservación.
Miles de opiniones negativas junto a las malas calificaciones otorgadas por los usuarios en el sitio web TripAdvisor, y publicadas entre los años 2012 y 2021, lo ubican entre los peores hoteles del mundo, a pesar de ser promovido como una maravilla turística por el gobierno y la cadena que lo maneja, la española Meliá.
Según Cubanet, palabras como “decepción”, “terror”, “deprimente”, “abandonado”, “sucio”, “sobrevalorado” y “decadente” han sido las más abundantes en los cerca de 5000 testimonios sobre experiencias de huéspedes del Habana Libre.
El problema de fondo, al parecer, es que las instalaciones no fueron sometidas a una reparación capital programada entre 2011 y 2019, por lo que hoy muestra pintura desconchada, problemas de higiene, de ventilación, entre otros.
Según Evelaine García, quien fuera trabajadora de la Dirección de Inversiones de Gran Caribe entre los años 2002 y 2008 —consultada por Cubanet—, las reparaciones de la década del 90 y los 2000 fueron apenas un maquillaje que dejó intacto la estructura del edificio y otras partes vitales.
“Fueron más de 80 millones de dólares que se usaron en ampliar las habitaciones, reduciendo las terrazas e instalando los ventanales de cristal, las escaleras de incendio en los laterales, reemplazando las máquinas de aire acondicionado, las alfombras, puertas, todo menos las tuberías, el sistema eléctrico y de ventilación. Todo eso quedó tal cual, como estaba cuando se inauguró en los años 50, y ahora se han encontrado que cuesta más repararlo que hacer un hotel nuevo”, dice García.
Un funcionario de Meliá, entrevistado por Cubanet bajo estrictas condiciones de anonimato, afirma que han sido varias las reparaciones proyectadas entre los años 2011 y 2019, pero ninguna termina de concretarse por las constantes trabajas burocráticas que pone el gobierno cubano.
Las imágenes que comparte este medio independiente son realmente para llorar: paredes con hongos, hierros oxidados, azulejos rotos y de orillas negras por la suciedad, cucarachas en las habitaciones. Así ha quedado el que fuera una de los hoteles más modernos y lujosos del Caribe cuando se inauguró, en los años 50.