Dentro de los múltiples problemas que acongojan al país, existen dos muy importantes y de los cuales poco se habla. Son ellos el decrecimiento demográfico y el envejecimiento poblacional, problemas sociales que se vienen presentando en Cuba desde hace décadas y frente a los cuales el estado actúa con el inmovilismo que lo caracteriza.
La baja procreación de la mujer cubana, el interminable éxodo y la expectativa de vida en Cuba han traído como consecuencia el envejecimiento poblacional.
Causas objetivas
En el periódico Juventud Rebelde (17-7-2020) se plantea que el decrecimiento demográfico tiene como origen sólo tres causas: “Educación, inserción en el mercado laboral y métodos anticonceptivos”.
Nada más alejado de la realidad. Los problemas económicos, alimentarios y la falta de un futuro prometedor para ellos y su prole son factores determinantes que la familia cubana tiene en cuenta a la hora de fecundar.
Los bajos salarios, la carencia de puestos de trabajo, el hacinamiento en las viviendas, la falta de éstas y la imposibilidad de dar mantenimiento a las existentes conspiran contra el normal desarrollo de la vida familiar. Una a esto la escasez y malas condiciones de los Círculos Infantiles, así como la poca preparación de quienes en ellos trabajan, y tendrá una muy clara imagen del porqué de la mengua demográfica en el país.Una imagen más precisa de este decrecimiento la refleja el mencionado diario al señalar que en los primeros tres meses de este año (2020) nacieron 23 666 niños y hubo 27 269 fallecimientos.
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La mujer cubana está procreando a razón de 1.7 hijos por cada una de ellas y para garantizar el relevo generacional es necesario que ellas tengan como mínimo 2.1 hijos.
En un país donde el salario medio mensual está situado en 877 CUP (equivalente a 35 dólares), el precio de los alimentos supera el poder adquisitivo del pueblo, y el 48 por ciento del fondo habitacional está en regular o mal estado, lo que significa que un millón de familias necesitan una vivienda, se le hace muy difícil a la familia cubana pensar en elevar su prole.
Aunque en la publicación se plantean algunas medidas que el estado estaría aplicando, son solo palabras que en la práctica no hallan reflejo.
En 2030 cada trabajador tendrá que aportar el salario de un jubilado
La indetenible y constante migración cubana abarca a alrededor del 22 por ciento de la población y ésta no solo incide en la mengua demográfica. También está influyendo en el envejecimiento de la población cubana.
Los que emigran son personas cada día más jóvenes. En los 60 la edad de quienes lo hacían rondaba los 60 años, pero ésta ha ido disminuyendo década tras década y desde hace tiempo su promedio de edad es de 41 años.
La vejez de la nación tiene seria repercusión en la vida económica del país, lo que obligó al régimen, desde hace una década, a elevar la edad de la jubilación en cinco años para ambos sexos.
Algunos datos que ilustran la celeridad del envejecimiento en Cuba
En 2017, el 20.1 por ciento de la población cubana tenía más de 60 años. En 2018 el porcentaje ascendió a 24 y dentro de 10 años será de un 35 por ciento. Ello significa que el país contará para el año 2030 con alrededor de cuatro millones de personas mayores de 60 años.
En el mundo existen diferentes formas de garantizar el seguro social a los jubilados. Una es que la propia generación la va creando a través de depósitos en cuentas bancarias sin que medie un sistema de pensiones; otra es mediante un fondo de inversiones o por relevo generacional, es decir, la generación actual mantiene a la anterior, y este es el caso de Cuba.
Esto significa que en esa fecha, 2030, cada trabajador deberá proporcionar el salario y la seguridad social de al menos un jubilado.
Las acciones que debió emprender el régimen
Estas problemáticas nos son para nada nuevas, pues se vienen presentando desde finales de la década del 70. Nada tienen que ver con la caída del campo socialista y mucho menos con el Periodo Especial.
Para resolver los factores que inciden en el decrecimiento demográfico y la emigración, y con ello en el envejecimiento poblacional, el régimen debió tomar, y debe, un conjunto de medidas de carácter económico-social.
Dentro de ellas pudieran estar como fundamentales: garantizar casa, alimentación y avituallamiento para aquellas mujeres que tengan dos o más hijos; aumento proporcional del salario; y construcción y reparación de círculos infantiles.
El régimen debe además crear todo un grupo de condiciones que permitan y garanticen realmente la inversión extranjera y nacional, dar plena autonomía a las fuerzas productivas, liberándolas por completo del control estatal. Todo esto redundaría en el imprescindible desarrollo industrial, y con ello podría contener el indetenible éxodo.
Pero para que estas medidas sean efectivas y brinden seguridad a las compañías extranjeras y a los cubanos que decidan invertir en el país y así contener el éxodo, deben ir acompañadas de otras de carácter político que den posibilidad a la creación de otros partidos, libertad de prensa y expresión y el cese inmediato de la represión.
Aunque urge resolver estos problemas, creados por la mal llamada revolución, considero que están muy lejos de ser solucionados. Todos tienen una relación directa y el sistema económico y político implantado en Cuba desde principios de la década del 60 lo impide.
¿Serán capaces los dirigentes del Partido Comunista de poner en riesgo su poder y bienestar personal para eliminar los irresolutos y agudizados problemas económicos y sociales que laceran desde hace 60 años la prosperidad de este pueblo? De momento lo dudo.
Fuentes:
-Periódicos Granma y Juventud Rebelde.
-Intervenciones del presidente de la república y otros dirigentes del país.
-Oficina nacional de estadísticas e información (ONEI)
-Intervención en TV de Juan Carlos Alonso Fraga. Director del Centro de Estudios de la Población de la ONEI. Noviembre 2018.
- “La reforma de los sistemas de pensiones en América Latina. La alternativa cubana”. Luis Gutiérrez Urdaneta y Orlando Pénate Rivero. Editorial Ciencias Sociales. La Habana, 2000.
-Cuba y su futuro según los cubanos emigrados: Una perspectiva intergeneracional. Katarzyna Dembiez y Ewelina Biczynska. Un pueblo disperso: Aduana Vieja, Editorial Valencia, 2014.