El régimen cubano inició esta semana su “inserción definitiva” en la Iniciativa de la Franja y la Ruta que promueve China con la firma de un documento que recoge las intenciones de ambas partes para fortalecer e impulsar la cooperación bilateral en sectores priorizados para la isla.
Entre esos sectores destacan “el desarrollo de infraestructuras, educación, cultura, salud y biotecnología, comunicaciones, ciencia y tecnología, y turismo”, refiere la prensa oficialista, que además precisa que en el documento suscrito por Cuba y China “se acuerdan los proyectos y acciones que recogen los intereses de beneficio mutuo”, con el propósito de “afianzar y diversificar aún más los vínculos” entre los dos países.
El Plan de Cooperación entre el Gobierno de la República de Cuba y el Gobierno de la República Popular China para la promoción conjunta de la Franja Económica de la Ruta de la Seda y la Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI, nombre oficial del documento, fue suscrito el jueves por el vice primer ministro Ricardo Cabrisas Ruiz y el presidente de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de China, He Lifeng.
El diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, precisa que el documento es el mecanismo de implementación del Memorando de Entendimiento firmado entre ambos Gobiernos para la inserción de Cuba en la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
Dicho memorando fue suscrito a su vez en 2018, en ocasión de la visita a China del presidente del régimen cubano, Miguel Díaz-Canel, y contempla “los objetivos de desarrollo económico y social de Cuba, en el cual China participa como socio estratégico”.
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Con la firma del Plan de Cooperación, Cuba y China “iniciarán la ejecución de acciones que permitirán materializar la inserción efectiva de Cuba en la Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda”, agrega Granma en su reporte.
La Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda es un proyecto promovido por China desde 2013, que pretende crear una extensa red de infraestructuras, como enlaces marítimos y ferroviarios, que tributen a la conectividad entre sus miembros.
Al igual que la antigua ruta comercial marítima, la Nueva Ruta de la Seda que proyecta China tiene el objetivo de vincular a la nación asiática de manera más directa con Europa, Medio Oriente, África y, más reciente, América Latina.
Desde el lanzamiento de la idea por Beijing más de un centenar de países se han adscrito a la misma mediante la firma de memorandos de entendimientos y planes, como Cuba, pero algunas naciones occidentales han manifestado su preocupación y han acusado al proyecto de ser una forma de neocolonialismo.
Según alegan los críticos, China practica “la diplomacia de la trampa de la deuda” para financiar los proyectos de infraestructura de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, lo que puede suponer una pérdida de soberanía en los países que incumplan los pagos.
