El vocero fiel del Castrismo cubano, Granma, ha salido en defensa del Che luego de que los militares que lo asesinaron fueran homenajeados en Bolivia. El régimen necesita seguir vendiendo a los turistas la imagen impoluta del “Guerrillero Heroico”; nadie compra el rostro de un asesino; pero sí el de un héroe.
Desde la muerte de Ernesto Che Guevara en Bolivia, la dictadura cubana ha lucrado con su leyenda, y ahora tiene que salir a defenderlo para mantener la farsa y seguir comercializando su rostro argentino.
Un texto, publicado en Granma bajo el titulo Che: un ejemplo que no podrán mancillar, crítica la actitud de la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez y, por supuesto, que el artículo es la excusa para seguir culpando a Estados Unidos y a su política de todo cuanto acontece en Cuba.
Incluso llaman la otra Bolivia al país sudamericano, solo porque esa nación ya no sigue bajo la égida comunista del régimen isleño:
“Hoy, en la otra Bolivia, la del golpe de Estado contra Evo Morales, el presidente indígena que fue capaz de conducir los destinos de la nación hasta situarla entre las de mayores crecimientos económicos y sociales en la última década, una insolente Jeanine Áñez, presidenta de facto, improvisada políticamente, y más preocupada por el color de sus zapatos que por los miles que enferman y mueren a causa de la COVID-19, se atrevió –o quizá se lo indicaron desde el Departamento de Estado estadounidense– a celebrar un acto de reconocimiento a los militares que asesinaron al Che en La Higuera, aquel 9 de octubre de 1967”.
El viernes pasado, los Beneméritos de Ñancahuazú, como se los conoce en Bolivia, fueron homenajeados este viernes como héroes del grupo militar que hace 53 años capturó en este país Ernesto "Che" Guevara.
En esta ocasión, la ciudad boliviana de Santa Cruz fue escenario para agasajar a un grupo de 47 exmilitares que protagonizaron ese hecho. Pero lo que más ha molestado al régimen es que los califiquen como héroes: “En su discurso en la región de Santa Cruz, Áñez calificó de «héroes» a los exmilitares, los que apretaron el gatillo de sus fusiles para asesinar al Guerrillero Heroico”.
Pero la defensa del Che esconde algo más, no es un hecho fortuito que Granma arremeta contra la presidenta de Bolivia solo por enaltecer a estos hombres. Todo el texto muestra la impotencia del régimen al perder una de sus plazas comunistas.
De esta manera y obviando los hechos de sangre que protagonizó el Che, el periodista, para sostener su decadente discurso, expone estadísticas de las muertes recientes en Bolivia:
“La mandataria olvidó que durante el golpe que la llevó al poder, la represión de los militares causó la muerte de 32 bolivianos, 770 fueron heridos y 1 364 detenidos; sin contar que, mientras, decía su discurso de profanación al Che, crecían las cifras por la pandemia en su país, de las que ella tiene bastante responsabilidad, y que acumulan el contagio de 138 706 personas y la muerte de 8 262, por la COVID-19”.
En el acto, presidido por Áñez, se recordó a quienes murieron por culpa del Che y, ella calificó de "asesinatos cobardes" las muertes en la zona cruceña de Ñancahuazú por la guerrilla del revolucionario argentino-cubano, a quien definió como un "invasor" con "miseria moral".
La captura y muerte del "Che" fue para Jeanine Áñez una lección de Bolivia al mundo en contra de "la dictadura comunista", pues "ninguna dictadura pasará ni echará raíces en esta nación", ni tampoco "fascista ni populista".
Al homenaje asistieron miembros del Gobierno interino y mandos militares, los cuales impusieron medallas al mérito militar a los homenajeados.