El malestar entre los campesinos cubanos se incrementa cada día al ver que las medidas tomadas por el régimen lejos de estimular sus producciones les frenan cualquier emprendimiento. La frustración llega al punto en que algunos ya han comenzado a hablar de huelga.
“Los campesinos están casi al nivel de huelga, y mientras este presidente nos tenga con esa llave puesta, que no quiere que hagamos negocios privados, seguiremos como estamos”, dijo a Radio Televisión Martí el tabacalero Osmani Poveda Hernández.
Desde San Juan y Martínez, en Pinar del Río, el agricultor se refirió a los nuevos “reajustes” en el precio de productos esenciales y algunos insumos, anunciados recientemente por el llamado zar de la reformas económicas del Partido Comunista, Marino Murillo y la ministra de Finanzas y Precios, Meisi Bolaños Weiss, durante una participación en el espacio televisivo Mesa Redonda.
En la Tarea Ordenamiento se quedaron centralizados 30 productos y el resto se "descentralizó a las empresas estatales que compran productos a los gobiernos poniéndose de acuerdo con la base productiva", explicó Murillo, jefe de la Comisión de Implementación y Desarrollo de los Lineamientos.
"Lo poco que anunciaron, se debe a la presión de los agricultores, que están muy molestos y el gobierno lo sabe", declaró el tabacalero.
A partir de la implementación del Ordenamiento Monetario, se decretó un desmedido aumento de los insumos y servicios y como consecuencias se disparó el costo de las producciones.
Los campesinos en la isla califican de cosméticas las rebajas divulgadas en la Mesa Redonda y reclaman la eliminación del monopolio de Acopio, la independencia y pagos justos por sus producciones, así como la capacidad de exportar e importar sin la mediación del estado.
Las modificaciones anunciadas incluyeron los servicios de las empresas agroindustriales, disminuir en alrededor de un 60% el precio de venta del pienso nacional para la producción de cerdo y en el caso de la leche, establecer que un litro se pague en un rango de 6,80 a 7,50 pesos.
La ministra dijo que en el cultivo de arroz se hizo un ajuste importante de la tarifa de abasto de agua para el riego en la cosecha y una reducción de los servicios de siembra y fumigación aérea.
Desde Bayamo, en la provincia de Granma, el agricultor Emiliano González, nos dice que no es suficiente con disminuir el costo de la electricidad y combustible, la fumigación del arroz y el consumo de agua en las plantaciones.
El campesino había alertado en una reciente entrevista con Radio Televisión Martí, que los productores de los complejos agroindustriales arroceros (CAI), Yara y Río Cauto, que cosechan el 35 por ciento de todo el cereal en la isla, estaban muy molestos, porque desde el mes de enero, aumentó siete veces el precio del combustible, seis veces el costo del avión que fumiga, mientras que el agua alcanza los 4 mil pesos.
“Lo que el gobierno está dando son parches, el Estado no quiere dar la libertad económica para que logren los campesinos producir el año completo. Continúa el gobierno con la mano dura sobre el que produce y por eso en Cuba no hay comida”, aseguró Emiliano.
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El líder de la Liga de Campesinos Independientes de Cuba, Esteban Ajete Abascal, dice que se mantienen los límites de precios impuestos por el gobierno, las multas y el hostigamiento en contra de los carretilleros, quienes son el mecanismo más efectivo para comercializar los alimentos que producen los campesinos privados, ante la ineficiencia del Ministerio de la Agricultura (MINAGRI).
“No es la intención de las autoridades que los agricultores cubanos tengan la libertad de poder producir y vender libremente. Ellos lo que están dando son pinceladas a una situación de escasez que es muy grave”, concluyó Esteban.
En Mayarí, en la provincia de Holguín, el biólogo y productor tabacalero Osmel Ramírez Álvarez, señala que los funcionarios hablaron en el programa televisivo de “otras formas de comercialización”, algo que no considera viable, porque Acopio lo controla todo.
“Acopio sigue teniendo las mismas normativas que le otorga el privilegio de comercializar el 90 y hasta el 100 por ciento de lo que producen los campesinos", declaró Ramírez.
En su opinión "es el modelo económico el que genera la improductividad”.
"Ahora mismo tú caminas el municipio y no encuentras una mano de plátanos para comprar", declaró.
Daniel Alfaro opera un usufructo en San Antonio de los Baños, Artemisa. Allí ya son varios campesinos los que han decidido no trabajar la tierra porque consideran que no es rentable.
“Hay campesinos que están dejando las tierras, porque todos los productos que les vende el Estado son demasiado caros, y todo eso encarece la producción, teniendo en cuenta que el gobierno también te topa los precios”, dijo Alfaro.