El músico y conductor de televisión Amaury Pérez volvió a recibir una ola de críticas por sus cuestionamientos al cine cubano y a los creadores independientes en su programa “Con dos que se quieran basta”, que transmite los martes en el horario estelar la televisión cubana.
Pérez ha lanzado reiterados ataques hacia el cine cubano y los escenarios que los realizadores utilizan para desarrollar y producir su obra.
La última de esta creciente diatriba la lanzó en la entrevista que sostuvo con la viuda del cineasta Julio García Espinosa, y vicedirectora de la Cinemateca de Cuba, Lola Calviño, a quien trató de sumar a sus planteamientos sobre el cine nacional. Tal como sucedió hace algunas semanas en la conversación con el director de fotografía Rafael Solís, esposo de la actriz Isabel Santos.
El trovador, devenido conductor televisivo, criticó que el cine cubano solo esté interesado, según él, en las zonas de conflicto de la sociedad cubana, como las regiones de la periferia donde crece la pobreza o proliferan los derrumbes de edificios o la desigualdad.
“Amaury Pérez, no solo cuestionó al cine cubano que ejerce una mirada crítica sobre la sociedad, sino que también cuestionó al sistema de enseñanza y a las instituciones docentes (la FAMCA y la EICTV) que forman a las nuevas generaciones de creadores cinematográficos”— escribió el cineasta cubano Enrique Álvarez en una carta difundida en Facebook.
¿A qué responde esta cruzada del “espectador” Amaury Pérez contra el cine cubano? ¿Qué fuerzas oscuras se ocultan detrás de la línea editorial de un programa que reitera los prejuicios de su conductor hacia las películas cubanas de los últimos años? ¿Cuándo y por qué se introdujo esta línea temática (la del cine cubano independiente o joven) en las entrevistas a Rafael Solís y a Lola Calviño? ¿A qué casualidad o causalidad responde que estos programas sean emitidos en el mismo momento en que el ICAIC y el ICRT realizan encuentros con los cineastas para naturalizar todo este proceso?, se preguntó Álvarez.
“Es perverso que un líder de opinión como Amaury Pérez, emita valoraciones sobre el cine cubano desde su condición de “espectador”, y que se atreva a poner en entredicho la opinión de su entrevistada Lola Calviño, cuando esta no responde como Amaury “espera” a los enunciados prejuiciosos que él induce como conductor del programa”, indica.
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La transmisión de estos programas ha coincido con la aprobación de una serie de medidas por parte del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) para legalizar el quehacer de los realizadores independientes cubanos, leyes que han sido esperadas durante más de una década.
“Es paradójico que “Con dos que se quieran basta” un programa concebido, realizado, producido y emitido bajo el amparo de ICAIC y el ICRT termine atacando el sistema de relaciones que estas instituciones vienen instrumentando para legitimar y fomentar el desarrollo presente y futuro del cine y el audiovisual cubano”, expresó Álvarez.
“En otras palabras, —dijo— si estas relaciones implican un acercamiento entre los creadores y las instituciones responsables de fomentar y garantizar la creación audiovisual, hay que decir claramente que el ataque sistemático de este programa de televisión a los cineastas independientes es también un ataque a las instituciones que actualmente tienden puentes de diálogo con ellos”.
Licenciado en Historia del Arte en la Universidad de La Habana, y con una vasta trayectoria en el cine cubano, señaló, además que “no se puede invocar a José Martí, a Alfredo Guevara, a Julio García Espinosa, y a Fernando Birri para generalizar prejuicios y demonizar a los jóvenes que hoy quieren vivir y hacer cine en Cuba”.
El cineasta, que ha recibido una amplia cantidad de premios en guión, fotografía y dirección, afirmó que no se puede solventar la complejidad de la sociedad cubana con “artimañas de salón”.
“La complejidad de la sociedad cubana no puede ser zanjada con artimañas de salón, artilugios conspirativos y actitudes de trinchera”, dijo.
“No se lo merece una nación empeñada en renovar su voluntad de emancipación y su independencia social, cultural y política”, apuntó.
Las declaraciones han contado con el apoyo de numerosos realizadores que han visto en la postura de Pérez un marcado interés en desacreditar a los jóvenes cineastas y a la creación audiovisual que se realiza actualmente en Cuba.