Los choferes de la ruta Bejucal-Santiago de las Vegas están en “huelga” por los topes al precio del transporte privado impuestos por el gobierno. No es exactamente lo que se dice una huelga clásica, porque en Cuba el régimen no permitiría tal descontrol, pero se parece.
“Cobrando cinco o siete pesos no nos alcanza. Ellos piensan que el único gasto que tenemos es en el combustible y están muy equivocados. Una goma, una batería, cualquier pieza de repuesto, el aceite y todos los gastos de mecánica, ¿dónde quedan? Quieren que trabajemos para no ganar nada y las cosas no son así, por eso no pienso botear más, me estoy desgastando yo y estoy desgastando mi carro para no ganar nada”, comentó a Cubanet Guillermo Fleitas, un botero regular en esta ruta que dejó de trabajar.
Para cubrir la desbandada de los taxis privados, las autoridades pusieron carretones tirados a caballo, y luego de muchas quejas, asignaron ómnibus de refuerzo. Pero ni siquiera así la situación se estabiliza. Las guaguas demoran hasta dos horas en pasar, lo que provoca tardanza en la llegada a los centros de trabajo y, en general, molestias en la población.
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La nueva medida establece precios máximos en diferentes rutas de transporte y “permite” a quienes se dedican a esta modalidad del trabajo por cuenta propia adquirir el combustible a precios diferenciados, un poco más baratos que los de la red minorista. Sin embargo, después de varios fracasos en medidas anteriores la crisis del transporte en la Isla continúa.
El pasado 5 de enero entraron en vigor en toda Cuba las nuevas medidas para transportistas privados que fueron publicadas en la Gaceta Oficial el pasado 6 de noviembre.
Modificadas a partir de las demandas de la población y los propios transportistas derivadas del experimento realizado en La Habana desde mucho antes, las nuevas medidas suponen un relativo relajamiento de aquellas iniciales que motivaron huelgas silenciosas y “desobediencias” de boteros y taxistas particulares.
Un dato importante es que las medidas que hoy entran en vigor no suponen cambios en el sistema tributario de los transportistas (es decir, se mantienen altos), aunque los precios de las rutas serán establecidos por los Consejos de la Administración de cada municipio, “según sus características e intereses”.
También, el 5 de enero entró en vigor que ahora la adquisición del combustible será con tarjeta magnética. El precio del combustible es de 8 pesos en moneda nacional por litro para el diésel regular y la gasolina motor (B-83), de 10 para la gasolina regular (B-90) y de 15 para la especial (B-94).
