Los problemas con el transporte en Cuba son emblemáticos y muy representativos de la precaria situación que se vive día a día en la isla. A la larga espera en igualmente largas filas, para abordar ómnibus y otros medios de traslado atestados de personas disgustadas con justa razón, hay que agregar también las cada vez más frecuentes malas condiciones de las guaguas y falta de higiene.
Ello sucede incluso en los vehículos de transporte interprovincial, supuestamente, por su costo y lineamientos de viaje, de mejores condiciones y confort que los de traslados intermunicipales.
Una muestra más se dio esta semana. En Twitter, una usuaria de nombre Arlene (@bb8cu), periodista e investigadora, mostró imágenes de su asiento en una de las famosas Yutong, que cubría la ruta Santiago de Cuba-Holguín, todo mojado y sin tener, en consecuencia, condiciones para que ella hiciera el viaje sentada y cómoda, algo por lo cual pagó.
“Este es mi asiento en el bus 1320, ruta SantiagodeCuba-Holguin. Ha empezado a llover y mi asiento pues, ya lo pueden ver y no solo el mío. Casi medio autobús va de pie. Dicen los choferes que muchos se han quejado, pero por gusto. No descontinúan este ómnibus”, escribió Arlene.
Su tuit generó muchas reacciones de rechazo, crítica y denuncia a la situación del transporte. En sintonía con lo que pasó a Arlene, el usuario Frank Ernesto (@ErnestoChibas) compartió imágenes de un nefasto viaje que tuvo que hacer tiempo atrás, también en una Yutong, cuando aún no se hablaba de coyuntura.
“Nov, 2nd, 2018 ruta Camagüey-Sancti Spíritus, un viaje sofocante debido a que el aire acondicionado no funcionaba; además el ómnibus parecía un vertedero de basuras. Aún así, en esas condiciones, tuvimos q pagar el 100% del costo regular del pasaje”, denunció.
Si esta situación se da en los ómnibus cuyos costos son enormemente desproporcionados en comparación con el salario medio de Cuba, qué quedará para aquellos con precios “subsidiados” o simbólicos. No hay que imaginar mucho. Basta con sólo llegar a una parada cualquiera, esperar y abordar para comprender por qué el transporte en la isla es un problema tan serio y traumático para los cubanos, que en mucho rebasa el que un ómnibus se llene de agua cuando llueve.