Un templo católico fue profanado en Nicaragua por turbas leales al Gobierno luego de que la Comisión de Justicia y Paz de la Arquidiócesis de Managua advirtiera que el país "clama un cambio de rumbo", en referencia a la grave crisis sociopolítica que vive el país desde el levantamiento ciudadano contra el presidente Daniel Ortega.
Según un informe de la Asociación nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH), personas no identificadas "entraron al templo y rompieron imágenes religiosas y robaron pertenencias" en la capilla Nuestro Señor de Esquipulas, de la ciudad de Tipitapa, en la zona Pacífico de Nicaragua.
La agresión ocurrió el miércoles, un día después de que la Comisión religiosa, presidida por el cardenal Leopoldo Brenes, señaló que Nicaragua añora "una vuelta a la Constitución y a la institucionalidad. Este cambio exige la realización de elecciones (...) libres e imparciales", como solución a la crisis.
La comunidad religiosa de Tipitapa confirmó que los desconocidos robaron pertenencias de la Iglesia católica, decapitaron una imagen de la Purísima Concepción de María y aplastaron la corona del Cristo Negro, al que además dejaron sin peluca.
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Los católicos de Tipitapa denunciaron ante la ANPDH que, por el tipo de agresión, los atacantes pertenecen a "las turbas sandinistas", activadas desde las manifestaciones que pugnaron por un retorno a la democracia en el país, en abril de 2018.
Las llamadas "turbas sandinistas" son grupos violentos, seguidores del presidente Ortega, quien ha repudiado en reiteradas ocasiones a los obispos, acusándolos de dirigir un supuesto intento de golpe de Estado en su contra, pero que en realidad son religiosos que se han identificado con la causa ciudadana que busca el fin del estilo de gobernar dictatorial del presidente y su esposa, Rosario Murillo.
Ayer mismo los fieles católicos del departamento (provincia) de Jinotega, en el norte de Nicaragua, denunciaron que el padre Eliar Pineda fue blanco del oficialismo ya que supuestamente las "turbas sandinistas" marcaron con pintura el vehículo del sacerdote, lo que a menudo representa una amenaza.
La crisis que atraviesa Nicaragua, en la que cientos de personas han muerto en protestas contra Ortega, ya había sido advertida al presidente por el Episcopado nicaragüense en 2014, pero no obtuvo respuesta de parte del mandatario.
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La crisis, que mantiene confrontada a la Iglesia católica con Ortega, también ha dejado una cantidad no específica de desaparecidos, cientos de presos, miles de heridos y decenas de miles en el exilio.
En octubre, el Gobierno ordenó a las fuerzas de seguridad sitiar la parroquia de San Miguel Arcángel, en Masaya, en el Pacífico del país. Dentro del templo había una docena de opositores y madres de presos políticos en huelga de hambre, exigiendo la libertad de sus hijos.
La policía les cortó el suministro de agua y de electricidad, y encarceló a varias personas que trataban de llevar agua y medicinas a los sitiados, incluyendo al párroco, quien sufre de diabetes.
La Iglesia Católica es quizás la institución independiente con más fortaleza ante lo que sectores opositores consideran acciones represivas de Ortega, y quizá por ello el caudillo sandinista ha intensificado el acoso y hostigamiento contra las parroquias.
Los templos han abierto sus puertas para que personas protesten por la liberación de los presos políticos, así como recolectar víveres para entregarlos a las familias de esos reos.
(Con información de Efe)