La agonía que padeció una docena de personas, encerradas en una iglesia de Nicaragua que fue sitiada por la policía del Gobierno de Daniel Ortega, sin acceso a agua ni a medicamentos, fue reportada por el influyente periódico estadounidense The New York Times.
El diario narró en un reportaje, publicado este jueves, la dura situación por la que pasó el grupo de personas que, a mediados de noviembre, ingresó a la iglesia San Miguel Arcángel, en Masaya (suroeste) para montar una huelga de hambre y de ese modo exigirle a Ortega que libere a unos 160 presos políticos, encerrados en mazmorras desde el levantamiento civil de abril de 2018.
El caso fue cubierto ampliamente por la prensa en su momento, pues la policía mandó cortar el suministro de agua por cañería y de electricidad, e impidió que otras personas llevaran líquidos y medicamentos. El sacerdote a cargo de la parroquia, Edwin Román, sufre de diabetes.
La situación en la iglesia de San Miguel Arcángel dejó claro que ningún lugar es un santuario, dijo el reporte del Times.
“Nos dejaron como ratas en un hoyo”, dijo el sacerdote Román al periódico.
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La reportera del Times, Frances Robles, escribió: “al informar sobre el sitio en la iglesia, me atacaron dos días consecutivos”.
La primera vez, añadió, fue un ataque rápido a manos de una mujer que estaba molesta porque le tomé una fotografía.
Un día después, dijo, una multitud de activistas del partido Frente Sandinista de Liberación Nacional que se había congregado afuera de la capilla me rodeó, me empujó hacia el piso y trató de quitarme mi teléfono. Luego, alguien golpeó el parabrisas de mi automóvil rentado con una piedra del pavimento mientras huía.
“Pensamos que íbamos ahí para una huelga de hambre, no a un asedio”, dijo al diario Karen Lacayo Rodríguez, de 42 años, exsandinista cuyo hermano de 45 años, Edward Lacayo Rodríguez, está cumpliendo una sentencia de 15 años por un cargo de narcotráfico que, a decir de su familia, fue orquestado.
Román comentó: “Cuando abrimos las ventanas, la policía apostada afuera les decía a las madres: ‘Van a salir en bolsas negras, oliendo mal’. Éramos rehenes”.
La huelga de hambre en la catedral terminó en un día, pero en San Miguel, la situación se tornó desesperada, detalló el periódico.
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Las mujeres, agregó, dormían en el suelo y se cobijaban con cortinas. Usaban la ropa donada para los pobres para cambiarse.
En medio de la crisis, que se viene arrastrando desde abril del 2018, la mayoría de párrocos y obispos de Nicaragua han abierto sus puertas a manifestantes antigubernamentales perseguidos por policías y paramilitares, con lo que han salvado cientos de vidas en casi 19 meses.
Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que condenó el sitio policial, ha informado de al menos 328 personas han muerto desde el inicio de la crisis, aunque organizaciones locales cuentan hasta 651, mientras el Gobierno admite 200 y alega defenderse de un supuesto intento de "golpe de Estado".
La CIDH ha responsabilizado al Gobierno de la violencia y por crímenes "de lesa humanidad", referencias en las que ha coincidido la oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (CIDH).