Una nube de duda sobre sus reales conocimientos oftalmológicos envuelve a los 900 médicos cubanos que han llegado a Uruguay desde 2007 con el programa Operación Milagro, de acuerdo con un reportaje publicado recientemente por el diario español El País.
Si bien la iniciativa ayudó a democratizar estas cirugías —que entonces implicaban mucha lista de espera en el mutualismo y en el Hospital de Clínicas—, poco a poco fueron saliendo a la superficie las dudas razonables sobre si el personal médico tenía la suficientemente experiencia y conocimiento para ejercer esa especialidad, en Uruguay.
Fuentes médicas explicaron a El País que los cubanos que llegan a trabajar a esta nación sudamericana son elegidos en la isla, y no por el Gobierno anfitrión. El sistema de salud uruguayo no interviene en el proceso de selección.
Lo único que tienen que revalidar estos profesionales en Uruguay es el título de médico general, un trámite que realizan en la Facultad de Medicina.
Pero solo bastaba con que presenten el certificado, sin hacerles una prueba para corroborar que tengan los conocimientos necesarios, detalló el periódico.
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Se cree que todos cursaron el posgrado de oftalmología, pero Uruguay no les pide que lo acrediten, explicó el reportaje.
“Lo único que sabíamos era que venían cirujanos para operar cataratas, pero no sabíamos quiénes integraban el equipo. Les creíamos que sabían qué hacer”, cuenta una exautoridad del Hospital de Ojos Jose Martí, en Montevideo.
Los cubanos no deben certificar sus títulos de posgrado en el Ministerio de Salud Pública para ejercer, a diferencia de los médicos nacionales. Se dice que creerles que estudiaron se ha vuelto “una cuestión de fe”.
En estos 12 años pasaron 60 médicos cubanos por el Hospital de Ojos José Martí, según figura en su sitio web. La mayoría se desempeñó por dos años.
Pero hubo nueve que desertaron del régimen castrista y se quisieron quedar y empezaran a jugar con las reglas uruguayas. Entonces comenzaron los problemas, subrayo El País.
Estas nueve personas tuvieron que revalidar sus títulos de oftalmólogos. Debían probar que habían hecho el posgrado.
Acudieron a la Escuela de Graduados de la Facultad de Medicina, que se encarga de autorizar los títulos emitidos afuera. Se les solicita una fotocopia del título y que adjunten el programa de estudios de su universidad. También deben someterse a una prueba escrita que les toma la cátedra que funciona en el Hospital de Clínicas.
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Seis de los nueve médicos cubanos que dieron esta prueba la reprobaron, según los expedientes de la Escuela de Graduados a los que accedió El País.
Una de las especialistas solicitantes había estudiado en el Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana, pero el fallo del examen fue: “no realizó disección enfocada a la especialidad, no menciona farmacología enfocada a la especialidad, no habla de tipos de lentes de contacto ni de las complicaciones de su uso, no habla de epidemiología de las cataratas, no habla de presión intraocular”.
Los siguientes pedidos de reválidas surgieron en 2017. Una médica titulada en el Instituto Superior de Ciencias Médicas de Camagüey entregó el programa de estudios de ese centro y dio el examen, pero la cátedra tampoco le concedió la solicitud.
“El programa consta de una serie de contenidos generales sin ningún contenido analítico (…), por lo no existe una razonable equivalencia con el programa de Facultad de Medicina”, escribieron los docentes.
Meses después se presentó un nuevo médico cubano para revalidar, tras haber estudiado en la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara.
Los docentes también consideraron que no existía “razonable equivalencia” entre los programas de formación, por lo que le solicitaron que realizara un curso de nivelación de seis meses. Luego le volverían a tomar la prueba final.
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De modo que los únicos seis médicos cubanos a los que la cátedra uruguaya de oftalmología les dio los resultados del examen no pudieron aprobarlo. Al resto no se le requirió medirse ante la Universidad de la República.
En el Hospital de Ojos fuentes dijeron a El País que la formación de los médicos cubanos es distinta a la uruguaya. Ahí radicaría la diferencia.
Según dicen, aprenden “conocimientos más particulares y no tan generales” como los especialistas locales.
Por eso suelen llamarlos, en forma despectiva, “catarólogos”. La mayoría habría estudiado el procedimiento para el que luego trabajaría, desconociendo el resto de los conocimientos vinculados con la oftalmología, detalló El País.
Por su parte, dirigentes del Frente Amplio defendieron hoy la gestión del Hospital de Ojos José Martí, al considerar que 'hay un intento de desprestigiar la Operación Milagro', según reportó hoy una nota de la agencia oficialista Prensa Latina, de Cuba.
Según la agencia, más de 90 mil uruguayos afectados por cataratas, carentes de recursos para pagar intervenciones en centros privados a un costo de mil 500 a dos mil dólares, recuperaron la vista desde la instauración del programa oftalmológico gratuito en 2007.
El asesor de la presidencia de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), Miguel Fernández Galeno, refutó una campaña desde lo que dijo eran “medios de la oposición de derecha” contra las competencias profesionales de los alrededor de 60 especialistas cubanos.
Calificó de “una incongruencia absoluta” hablar de 'mala formación de los médicos cubanos cuando el Consejo de la Facultad de Medicina (Fmed), la Escuela de Graduados y la propia Cátedra de Oftalmología coincidieron en que “el Hospital tiene ese nivel de calidad como para ser un centro de referencia en la formación de oftalmólogos”.