El reconocido bailarín cubano, Carlos Acosta, le dedicó este jueves unas palabras a la recién fallecida leyenda de esta disciplina, Alicia Alonso.
Según informó El País, Alonso murió en la mañana del 17 de octubre, a los 98 años, como consecuencia de una bajada de la presión.
"No puedo dejar de pensar en todo lo que le debemos, en el extraordinario legado que Alicia nos ha dejado. Siendo hija de una pequeña isla del Caribe, Alonso se impuso a todas las barreras que decían que el ballet era un arte de países desarrollados, que el físico y el temperamento latino no se ajustaban a los requisitos de la danza clásica. Todos estos prejuicios fueron demolidos cuando Alicia Alonso entró en la escena", expresó el bailarín.
Acosta recordó que tuvo la oportunidad de bailar en una ocasión con la reconocida artista y en otro momento, esta le tomó ensayos de El espectro de la rosa, de Michel Fokine.
"Hoy me sumo al dolor por la muerte de Alicia Alonso, por todo lo que creó, por todo lo que nos dio, por ser el cimiento principal de una escuela de ballet que tanta gloria le ha dado a nuestro país, por haber sido raíz de nuestro movimiento danzario", agregó.
Por último dijo que lo que correspondía era seguir trabajando para el crecimiento de la isla, pues esa es la mejor manera de honrar su nombre.
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La bailarina es famosa, entre otras cosas, por sus representaciones de Giselle y Carmen, además de otras grandes obras del repertorio clásico y romántico.
En Nueva York, Alicia inició su carrera bailando en los musicales de Great Lady, en 1938, y Stars in your eyes, en 1939. Fue solista en el American Ballet entre 1939 y 1940.
Desde los diecinueve años, padeció de un defecto en un ojo, por lo que era parcialmente ciega. A lo largo de su larga vida artística, tuvo como partenaires a grandes figuras masculinas de la danza que, además de ser bailarines excepcionales, también fueron atentos compañeros de escena que sabían cómo sortear las dificultades visuales de su pareja.