La madre de Rowland Castillo, un menor preso político por su participación en las protestas del 11 de julio, ha recibido amenazas continuas de la Seguridad del Estado por exigir la liberación de su hijo.
Yudinela Castro fue interrogada el pasado 23 de diciembre en la unidad policial del Capri, en La Habana. Allí miembros de la policía política cubana le comunicaron que podría ir a prisión si continuaba con sus denuncias. Con este último, Castro cuenta con cuatro interrogatorios desde la detención de Castillo.
“Me dicen que yo tengo que dejar la contrarrevolución, que pueden llegar a acusarme de un delito de sedición y que si no voy a una cita que me ponen de una entrevista seré multada dos mil pesos o acusada por desacato”, dijo a Radio Televisión Martí.
Los agentes le advirtieron que sus demandas solo emperorarán la situación de su hijo, quien enfrenta una petición fiscal de 23 años de privación de libertad por el supuesto delito de sedición.
En octubre pasado Castro se sumó a un ayuno por la liberación de los presos políticos.
“Por mi hijo, Rowland Castillo, y todos los presos políticos. Libertad: Patria y Vida”, declaró Castro en una nota que compartió la activista Anamely Ramos el 4 de octubre en redes sociales.
La víspera, el Movimiento San Isidro (MSI) convocó a un ayuno de 24 horas en solidaridad y apoyo a todos los presos políticos “que hoy se cuentan por cientos en las cárceles cubanas”.
El caso de Rowland Castillo trascendió a inicios de septiembre. El adolescente de 17 años es padre de un bebé de un año y el régimen cubano lo ha alejado de su familia por ejercer su derecho a manifestarse el pasado 11 de julio, cuando más de 60 localidades de Cuba se sumaron a las protestas antigubernamentales.
Por otro lado, Bárbara Farrat Guillén, la madre de Jonathan Torres Farrat, otro menor preso tras el 11J, fue coaccionada también con ir a prisión si sigue reclamando la excarcelación de su hijo.
Farrat Guillén fue interrogada en una unidad policial de Guanabacoa y luego trasladada al hospital William Soler donde se encontraba su hijo.
“Lo más chiquito que me dijeron fue: te voy a meter ahora mismo para un calabozo. Y les respondí que me harían la mujer más feliz del mundo. Si mi hijo está preso y yo en un calabozo, me voy a sentir más cómoda están ahí que fuera sin tenerlo”, contó en exclusiva a ADN Cuba.
Catorce menores de edad detenidos en Cuba por manifestarse contra el gobierno el 11 y 12 de julio continúan sin libertad, varios de ellos están enfermos. Algunos no han recibido asistencia médica, mientras que otros fueron llevados al hospital esposados de pies y manos, sin que las autoridades avisaran a sus familiares.
Aunque en Cuba la adultez comienza legalmente a los 18 años, el régimen de la isla ha fijado en los 16 años la edad de responsabilidad penal, por lo que han sido juzgadas personas que serían consideradas menores de acuerdo a la Convención sobre los Derechos del Niño.