Fábrica de mascarillas en Cuba no ha vendido ninguna en tres meses

La puesta en marcha de la instalación dejó mucho que desear, los desperfectos se han sucedido una y otra vez, y el personal no está capacitado.
Mascarillas-Cuba
 

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Luego de tres meses de comenzar a producir, la única fábrica de mascarillas en Cuba todavía no vende su primer producto, aseguró este 4 de octubre Cubandebate.

En estos momentos, en los almacenes de la instalación se acumulan más de 250 000 mascarillas, cifra aportada por Liudmila Pérez Montero, administradora de la entidad.

La puesta en marcha de la instalación dejó mucho que desear, los desperfectos se han sucedido una y otra vez, por lo que la fábrica no ha podido alcanzar la meta de 120 mascarillas por minuto.

Según Cubadebate, los empleados contaron con 15 días de adiestramiento, aunque reconoce que lo ideal hubiese sido que viajaran a China, o que desde el allá llegara algún especialista. La pandemia frustró ambas variantes.

También hubo problemas con el montaje del equipo y otros que no llegaron a tiempo, agrega el medio.

Lway Aboradan, empresario sirio que prestó dinero para levantar la empresa, declaró que no entiende la ineficiencia de la parte cubana para hacer andar este proyecto económico, sobre todo debido al contexto, incluso con pedidos de mascarillas desde el extranjero.

“Yo garanticé a Cuba seis meses de producción a razón de 120 mascarillas por minuto por dos —porque son dos líneas— en una jornada laboral de ocho horas, que suman 1 500 000 mascarillas por mes. No es lógico que (…) aquí aún estén almacenando mascarillas”, precisó.

En un primer momento se concibió que sería una Asociación Económica Internacional. La demora y lo complicado de algunos trámites, provocó que el empresario actuara, al final, solo como proveedor de la maquinaria y de la materia prima. 

“Muchísimos, muchísimos obstáculos y el proceso es tan largo que si hubiéramos ido por el camino de la asociación aún no hubiéramos tenido la fábrica”, ahonda Lway.

La oferta de Aboradan se sometió a licitación. Dicho trámite lo llevó a cabo la empresa importadora Consumimport. De entre todas las propuestas que se buscaron la del comerciante sirio resultó la más acorde.

Ello se debió a que aceptó que se le pagara en CUC la maquinaria, moneda todavía en circulación en ese tiempo; aunque cuando comenzó la tarea ordenamiento debieron, entonces, pagarle en moneda nacional.

Además, la materia prima la entregaría en consignación, es decir cobraría a la medida en que se vendieran los productos (hasta ahora él no ha recibido aún el primer pago). 

El proyecto de la fábrica se ideó en marzo de 2020 a través de una asociación entre la empresa Unymoda y Aboradan, quien proveyó las máquinas. Las instalaciones se encuentran en la Universidad de Matanzas, cede Camilo Cienguegos.

 

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