La periodista ciudadana y activista Dairis González Ravelo fue agredida ayer 3 de julio por dos mujeres desconocidas mientras se encontraba en una cola en Morón, Ciego de Ávila.
Según reportó en redes la embajadora cívica Elianne Martínez Rodríguez, González Ravelo fue sorprendida por ellas, que se acercaron y “le tumbaron el teléfono, la cogieron por los pelos entrándole a golpes. Otra le rompió la cara con algo de cristal. Con su rostro lleno de sangre llegó a su casa asustada donde sus hijos la vieron”.
Martínez Rodríguez, en su post, culpó al régimen cubano por las violaciones a las que es sometida la activista por su oposición pacífica.
Dictadura cubana reprime a Dairis González Ravelo
En abril último la periodista fue secuestrada por la policía política tras denunciar un desalojo en su municipio.
Un reporte en redes indicó que agentes de la Seguridad del Estado la detuvieron y la trasladaron al municipio cabecera de Ciego de Ávila.
El pasado 18 de abril, González Ravelo fue detenida junto a su esposo cuando entrevistaba a una madre con problemas de vivienda que fue desalojada al día siguiente.
También el 9 de febrero fue reprimida por efectivos de las Boinas Negras cuando repartía junto a Omar Ortega copias de la Constitución del 40, ambos miembros de la Agencia de Prensa Libre Avileña (APLA).
Los hechos sucedieron a las 11 de la mañana, en el céntrico Parque Martí, de la ciudad de Morón, cuando en un operativo en el que participaron al menos ocho oficiales.
"Comenzamos a repartir el documento por la calle 6, en una cola donde había muchas personas para comprar el pan, y cuando llegamos al Parque Martí, ya allí nos estaban esperando las fuerzas del Ministerio del Interior (MININT), Boinas Negras y la Policía Nacional Revolucionaria (PNR)".
“Me revisaron el bolso y me encontraron las copias del documento, quedaban unas 20 y me las confiscaron”, dijo la periodista independiente a Radio Televisión Martí.
Tras el arresto, fueron conducidos a la unidad municipal de la policía, donde permanecieron detenidos y esposados hasta pasadas las ocho de la noche. Las esposas estaban tan ajustadas que dejaron heridas en las muñecas de los activistas.