La doble moral de los comunistas cubanos parece no tener límites, sobre todo si se trata de justificar las ineficiencias del sistema o las aberraciones de sus líderes, las cuales en muchos casos carecen de toda lógica o sentido común.
Lo irracional de una idea castrista no impide que se vuelva ley, como en el caso de la prohibición del sacrificio de ganado mayor y el comercio de su carne, actividades que hace unas semanas fueron "liberadas", luego de seis décadas de llevar personas a prisión por estas causas.
Siguiendo con esta línea de justificar lo injustificable, el oficialista periódico Juventud Rebelde publicó un artículo este 4 de mayo donde su redactor, luego de decir que la prohibición referente al ganado mayor era un absurdo –a pesar de haber sido impuesta por el dictador Fidel Castro–, apunta que su despenalización es algo que hay que agradecer al general Raúl Castro, pasando por alto que la medida fue adoptada por la administración del presidente "puesto a dedo", Miguel Díaz-Canel.
"Esta decisión puede equipararse con el desmantelamiento paulatino de prohibiciones absurdas que ha caracterizado la reconfiguración del modelo socialista, desde que se iniciara, allá por el año 2011, la actualización del modelo económico y social de desarrollo socialista", escribe Ricardo Ronquillo, quien además es presidente de la oficialista Unión de Periodistas de Cuba (Upec).
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Por otro lado, decir que esta nueva disposición es parte del legado de Raúl Castro como afirma el funcionario Ronquillo en Juventud Rebelde, es cuando menos tratar de desviar la atención del hecho de que fue tomada en medio de una terrible crisis alimentaria. Es una distracción de las que gustan al castrismo, porque hay que tener en cuenta que este régimen nunca hace nada si no redunda en su propio beneficio.
Lo que sí puede adjuntarse al legado de Raúl, pero más aún al de Fidel, es ser los principales responsables de la destrucción de Cuba, incluyendo su ganado.
No hay mucha diferencia entre prohibir a los cubanos comer carne de res cuando el país tenía una industria ganadera que era la envidia de la región, y permitirlo ahora que la ganadería está en crisis, principalmente por la falta de alimento; como tampoco hay diferencia en alabar a Fidel Castro por prohibir el sacrifico de las reses bajo la justificación de tener leche para los niños, y luego venerar a Raúl, (quien se fue sin cumplir con su promesa de darle un vasito de leche diario a cada cubano), por despenalizar su consumo.
A todo lo anterior hay que añadir que en las cárceles del régimen hay miles de cubanos relacionados con el sacrificio ilegal de ganado mayor, y la compra y venta de su carne.
Imagen de portada: Fotomontaje tomado del sitio Despierta Cuba