El filme de 2005, “Viva Cuba”, del director radicado en Miami, Juan Carlos Cremata Malberti, está nominada para convertirse en parte de la colección de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, informó el actor Iván Camejo en Facebook.
“Mi amigo Juan Carlos Cremata Malberti, que para no perder el loable hábito de ser un artista incómodo ahora mismo está castigado por Facebook una semana, me acaba de comunicar con mucha alegría la noticia de que su filme “Viva Cuba” ha sido nominado para formar parte de la famosa colección de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos”, empezó diciendo.
“Para darles una idea de lo importante de esta noticia (y ya que las bibliotecas no suelen ser tema de estudio en estos días, ni en estos medios) les diré que la Biblioteca del Congreso es una de las más grandes del mundo y cuenta, entre otras cosas, con alrededor de 158 millones de documentos, casi 37 millones de libros en 470 idiomas, 68 millones de manuscritos, 500 mil rollos de microfilm, 6000 títulos de cómics, cerca de 5 millones de mapas, 2.7 millones de grabaciones sonoras, casi 14 millones de grabados y fotografías, obras de arte, instrumentos musicales, películas y joyas únicas como una de las cuatro copias en perfecto estado de la Biblia de Gutenberg, el Borrador de la Declaración de Independencia o el Stradivarius Cassavetti”, añade.
“Con todo esto, imaginen el honor que representa para cualquier creador que una de sus obras integre tan excelente colección. Una felicidad compartida porque también es de nosotros, los que nos hemos apropiado de su obra y la hemos convertido en parte de nuestra vida. Viva Cuba es el viaje del amor, la ternura y la inocencia por un espacio agreste y aislado”, agrega el también humorista.
“Es un viaje que va sembrando la belleza en su propio recorrido, una indagación del yo en su relación con el otro, un ejercicio estético, más que cualquier otra cosa. Gracias, Cremata, por ese pedazo de Cuba que pudiera ser parte de un tesoro cultural invaluable. Te debo un abrazo, como ese que al final se dan los protagonistas frente a un mar violento. Ese abrazo que tanto necesitamos los cubanos”, concluye en su reporte en redes sociales.
Como se conoce los protagonistas de” Viva Cuba” son Malú y Jorgito, dos niños preadolescentes, de entre 10 y 11 años de edad. Viven en el mismo barrio, asisten a la misma escuela y están unidos por una gran amistad. La madre de Malú pretende emigrar del país, y la niña intenta impedirlo. Para ello debe encontrar a su padre que trabaja en el faro de la Punta de Maisí, el extremo más oriental de la isla. Jorgito se brinda para acompañarla. A partir de este punto de giro la película se convierte en una road movie, en la que los niños peripecia tras peripecia recorren gran parte del país.
La madre de Jorgito es ama de casa y el padre dirigente obrero. No son de La Habana sino de Camagüey, pero se mudaron para la capital porque al padre le fue asignado un cargo de dirección.
Ambas familias representan dos arquetipos de la sociedad cubana pos-derrumbe del campo socialista. La de Jorgito es una familia obrera, “revolucionaria”, que todavía mantiene su fe en el comunismo, con una estructura de roles muy tradicional: el padre es el proveedor y suele estar ausente debido a su responsabilidad en programas del gobierno y la madre, ama de casa que carga con el peso doméstico, grita histéricamente todo el tiempo.
Por su parte, la madre de Malú, divorciada, encuentra el sustento económico en el exterior, gracias a su relación con un extranjero, y desencantada del socialismo opta por la emigración. Esta mujer tiene ínfulas de superioridad y mira con soberbia a la familia de Jorgito, a la que considera, según sus palabras: “baja, sin nivel, unos chusmas”. Y viceversa, para la madre del niño la vecina es una burguesa, que, en efecto, se cree superior a las demás personas.