Muy distante de la turística imagen del bicicletero habanero se esconde una realidad mucho menos complaciente. Muchos bicicleteros tienen que sufrir los impedimentos que puede significar para alguien de provincia tratar de asentarse en la Ciudad de la Habana, “la capital de todos los cubanos”, como reza en la entrada de la ciudad en un enorme cartel de bienvenida también atacado por el tiempo, el sol y la repetición de consignas echadas al viento por años.
La precaria situación económica por la que atraviesa Cuba, empuja a muchos habitantes del interior a emigrar hacia la capital en busca de oportunidades de trabajo, pero muchos emigrantes internos permanecen en un marco de ilegalidad, imposibilitados de conseguir permisos para trabajar por cuenta propia.
Según lo recoge el último Anuario demográfico de Cuba, publicado por la ONEI son cada vez más las provincias cubanas que pierden habitantes debido a la emigración interna que aquellas que los ganan.
ADN CUBA acompañó a dos bicitaxistas del oriente del país que intentan ejercer su oficio a pesar de los impedimentos que enfrentan las personas del interior para trabajar en la capital.
Este es el caso de Ariel Crea, oriental de 27 años quien comenta ser víctima del ajetreo diario y "el sofoco" de los inspectores que no los dejan ejercer en paz su trabajo ya que "no dan las licencias y uno tiene que jugarsela al pegáo y dar a la cara, porque uno tiene familia e hijos y hay que dar la cara para buscarse el dinero".
"Las licencias de Oriente aquí no funcionan, tienes que ejercer en la provincia de donde tu eres" comenta agregando que "me gustaría que la gente de provincia pudieran trabajar como los de La Habana, sino tienes carnet y licencia, te deportan hacia tu ciudad de origen".