Por Tomás Cardoso
Las pésimas condiciones higiénico-sanitarias en las prisiones cubanas, el faltante de medicamentos y las posibles violaciones del protocolo establecido por parte de militares y el personal de servicio, que entra y sale diariamente a las cárceles, aumenta el riesgo de contagio con la COVID-19 para los reos, ante el rebrote que enfrenta el país.
Hace ya varios meses que las visitas de familiares fueron suspendidas por las autoridades de Cárceles y Prisiones, y también hay restricciones de las llamadas telefónicas, pero el contagio sigue.
Desde Holguín, el activista Ramón Zamora dijo que el convicto por delito común Francisco Rodríguez Carmenate, quien se encuentra en la prisión provincial Combinado Sur de Guantánamo, le informó a sus familiares sobre la situación con el coronavirus en el penal.
“Según refieren los familiares de este preso, una doctora militar de este penal se contagió con el virus, y tuvo contacto con los reos del centro, donde hasta el momento hay 28 reclusos ingresados bajo vigilancia clínico epidemiológica, y se encuentran aislados en el reparto Villa Toa, en las instalaciones de la escuela militar Camilo Cienfuegos”, señaló Zamora.
El abogado y periodista Roberto Jesús Quiñones Haces, que salió de la prisión el pasado mes de septiembre, comenta que el personal de servicio viola los protocolos, y señala que la zona donde están aislando a los presos sospechosos pertenece a la región militar de Guantánamo, y se ubica en el extremo oeste de la periferia de la capital provincial.
“Supe que el centro provincial de Higiene y Epidemiología de Guantánamo fue allí para realizar un pesquizaje masivo en la prisión, y si hicieron eso es porque algo había. Los reclusos carecen de lo más elemental, no hay detergente y no hay condiciones mínimas para mantener la higiene en las celdas”, aseguró el intelectual.
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En la cárcel de Agüica, en la ciudad de Matanzas, se encuentra el preso político Humberto del Real Suárez, que ya ha cumplido 26 años de una condena de 30, quien este martes en la tarde se comunicó telefónicamente con su madre, Graciela Suárez.
“Me dijo que aislaron a los sospechosos y que los sacaron de la prisión, y que él no sabe para dónde se los llevaron, pero que él está bien, aunque con mucho temor, imagínate”, apuntó Graciela.
Jiordan Marrero Huerta, desde Camagüey, un activista de derechos humanos que atiende a los presos y familiares en el territorio, informa que ya han habilitado la prisión de Cerámica Roja, situada en la carretera de Nuevitas, para recibir los posibles casos de la COVID-19 y ponerlos en cuarentena.
“La prisión de Cerámica ha sido restaurada para crear celdas de aislamiento, donde puede haber hasta ocho reos por un periodo de 15 días, y luego son devueltos hacia sus respectivos penales”, señaló el activista.
Desde Pinar del Río, José Rolando Cásares, que cumplió tres años y medio de cárcel y salió recientemente de la prisión del Cinco y Medio, de la carretera de Luis Lazo, llama la atención sobre las malas condiciones en los penales cubanos.
“Hay un silencio total por parte de las autoridades penitenciarias sobre las medidas están tomando para luchar contra la COVID-19 en las cárceles. La higiene dentro de esos lugares es pésima, también la atención médica y la falta de medicamentos”, denunció el opositor.
La organización no gubernamental Cuban Prisoners Defenders ha documentado que en la isla podría haber unos 90 mil presos en el sistema penitenciario en estos momentos.
(Tomado de Radio Televisión Martí)