El inicio de un nuevo año, desafortunadamente, no se traduce en felicidad para todos. Para Miguel Escalona Mesa, residente en Antilla, provincia de Holguín, podría significar un año más que no inicia en su domicilio, donde se supone estuviera residiendo desde noviembre de 2017.
En esa fecha fueron entregados los apartamentos del edificio que el gobierno municipal levantó para reponer las viviendas de otro demolido por su deterioro. Sin embargo, Miguel aún no ha podido residir en el que le corresponde porque las chapucerías de las entidades constructivas del régimen han hecho que éste esté en pésimas condiciones.
El cubano podría decidir habitar el inmueble tal cual está, pero ello significaría obviar todos los reclamos que ha emprendido para exigir que le entreguen una obra bien acabada. Tal cual aclara en la explicación de su caso, detallado en la sección Acuse de Recibo del periódico Juventud Rebelde, él no es un subsidiado, sino un propietario que tendrá que pagar por el apartamento.
Según cuenta Miguel en la misiva que dirigió al referido medio, se ha negado a recibir la vivienda en tres ocasiones porque siempre que se la pretenden entregar presenta desperfectos como paredes exteriores e interiores rajadas, lámparas fundidas, baño sin llaves y meseta con falta de azulejos.
Ha reclamado a diversas instancias y tuvo que trascender el nivel municipal, hasta que finalmente, cinco meses después de que su queja se hiciese pública, logró que la Dirección Provincial de la Vivienda en Holguín se pronunciase.
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Ésta reconoció todos los problemas existentes con el apartamento de Miguel y el mal trabajo de las partes involucradas en su construcción y reparación para proceder a la entrega.
Se quedó en darle seguimiento por parte de la Dirección Municipal de la Vivienda de Antilla al cumplimiento por parte del Organismo Constructor, “y así proceder a su entrega dándole solución a la problemática planteada por el promovente; por lo que esta queja se clasifica con razón y pendiente de solución, siendo todo lo que al respecto podemos informar”, explicó la entidad gubernamental en su respuesta tardía.
Una respuesta que, como subraya una de las pocas secciones de la prensa oficialista cubana que realmente defiende a la ciudadanía, no profundiza en lo esencial: “el porqué de tanta chapucería y pésimo trabajo, tanto de constructores como de quienes debían controlar la calidad de la obra. A estas alturas, ¿se habrán resuelto tantos problemas?”