ADN Cuba reproduce las palabras que el narrador y poeta cubano Ghabriel Pérez, mediante el muro de Facebook de La Hora de Cuba, enviase recientemente a los medios oficialistas del país, pretendidamente públicos, pero en la práctica meros voceros del Partido Comunista y la cúpula gobernante en la isla.
Residente en su provincia natal, Holguín, Pérez critica a la prensa oficial cubana por no adherirse y reflejar fielmente los acontecimientos que se suceden en lo que él califica como “la nueva Cuba”, donde han brotado numerosas muestras de inconformidad popular con el régimen y auténtica oposición al mismo.
Contrarios a su deber ciudadano de informar, los medios oficialistas y varios de sus periodistas más reconocidos, muchos de ellos jóvenes, se han dedicado a difamar, calumniar y denigrar la imagen de opositores y activistas, a los que tacha de “mercenarios” en un intento por asesinar su reputación y deslegitimar la causa de sus reclamos y protestas.
A continuación, el mensaje de Pérez:
Tú eres la que te pierdes el mejor momento de tu país. Prensa oficial, eres tú la única que pierde.
Si no te sumas a los acontecimientos de la nueva Cuba, donde inevitablemente se encuentran el como tú y el como yo. El uno y el otro. El que sí, y el que no. El que va y el que viene. El que aplaude y el que revienta.
El que te sigue y el que te reta. El sometido y el protestón. Lo uno y lo vario.
Mas tú te quedas en la caverna. Te quedas en la habladuría. En el pedacito. No trasciendes nunca. ¡No existes!
Tu puño no es de victoria. Es de golpe. Su rebote de culpa será tu perdición.
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No tienes cómo callarme. Noo. Nooo. Noooo. No tienes como callarnos.
Seguirás armando escarseos y sembrando intrigas. Creerás que triunfas. Harás tribunas. Pero cada vez será más evidente tu pérdida de gente, tu pérdida de mundo.
El pueblo es isla y exilio, es multitud. Y el mundo tendrá que volver pronto a ser creíble, a su verdadera vocación de cosmos, y pondrá orden y cantará su urgente necesidad de seguir derribando muros.
Y tú eres, prensa oficial, un muro únicamente incómodo. Lo obsoleto. La rabia de quien te lee. La ira de quien te ve mover los labios para emitir juicios, ofensas, calumnias... Tu misión es defender, aplacar, morir por la verdad. Pero tú, prensa oficial, das muerte a la verdad y ensalzas la mentira. Y por tanto, matas. Fulminas sueños. Fulminas esperanzas. Fulminas juventudes.
Eres caricatura. La vergüenza del Apóstol. La sumisa. La más espuria de un tiempo en el que todas las puertas están abiertas. Y las ventanas, abiertas también. ¡No hay cortinaje! La calleja se imanta a una avenida infinita. Y la voz se adueña de un vecindario que es un Planeta que ha vencido todos los tejidos urbanísticos y ahora te mira y te escucha desde lejos. Desde muy lejos, viendo romper tu propio récord de cinismo. Y manipulación.
Tú te pierdes el momento definitivo. El instante preciso. La instantánea de éxito. El mensaje que anuncia la hora de todos. La hora de la luz. La hora del amor. La Hora!