"Las brigadas de respuesta rápida en acción. Es el tipo de compasión que tienen con los seres humanos", inicia la directa en Facebook.
El coordinador de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), José Daniel Ferrer se encontraba en casa de unos opositores que tienen a su hija postrada en una cama y viven en condiciones serias de pobreza.
En las afueras de la humilde vivienda en Santiago de Cuba se gestó entonces un acto de repudio, mecanismo de represión que ahora el régimen se empeña en revivir.
La presidenta del Comités de Defensa de la Revolución (CDR) de ese barrio fue quien protagonizó el lamentable episodio. Gritando en medio de la calle, sin mascarilla puesta.
"A todas las personas que tengan necesidad me los llevo y los alimento porque tengo humanidad, no soy un degenerado", añadió Ferrer a las turbas que se encontraban en la calle.
El coordinador de Unpacu denunció que el acto de repudio fue orquestado por la policía política al saber que él se dirigía al lugar.
"No los queremos opositores", decían del otro lado. En un momento Ferrer bajó a la calle y los voceros del régimen le fueron encima para intentar que dejara de transmitir en vivo.
El pasado 10 de octubre, día del inicio de las luchas por la independencia, ocurrió otro acto de repudio contra miembros del Movimiento San Isidro, en La Habana.
El MSI había convocado en su sede del Museo de la Disidencia a un concierto por la libertad, a propósito del aniversario del inicio de las guerras de independencia contra España. Pero la maquinaria accionada por el Partido Comunista y la policía política echó a andar.
El despliegue de funcionarios, policías y partidarios del régimen el sábado llegó hasta tres espacios en los barrios de Belén, San Isidro y Jesús María, cerca de donde viven los activistas de la oposición.
Con la excusa de una “actividad cultural”, las fuerzas represivas encubrieron mítines de odio y detenciones arbitrarias y violentas.
Incluso, contra conocidos artistas como Tania Brugera, Luis Manuel Otero Alcántara, y otros creadores.