Una pareja de discapacitados en la Isla de la Juventud se ha visto obligada a hacer del descanso de la escalera de su edificio su “refugio”, y prácticamente casa, debido a la desatención del régimen y sus instituciones con la situación que están viviendo.
Por la condición médica y física del hombre desde hace dos años, los discapacitados no pueden vivir en altos, donde está ubicada su vivienda. Han recurrido a todos los medios legales y gubernamentales establecidos y no se les ha dado respuesta, por lo que decidieron establecerse en los bajos de la escalera, quizás esperando que finalmente las autoridades volteen a verlos.
Su caso fue expuesto vía redes sociales por el usuario identificado en Facebook como Adrián Pérez Díaz, a quien la mujer, cuyo nombre no se precisa, así como tampoco el de su esposo e hija, envió una exposición de los avatares que han sufrido para que se hiciese la correspondiente denuncia pública en el ciberespacio, medio privilegiado por los cubanos para ventilar los males que les aquejan en su día a día.
“Hace ya dos semanas que estoy viviendo con mi esposo bajo la escalera de mi edificio, por no poder contar con un cambio de vivienda, porque por su salud no puede vivir en alto… En dos años he recurrido a todos los medios legales y gubernamentales establecidos y no se me ha dado respuesta, e incluso se me ha maltratado inhumanamente”, comenzó su exposición la mujer, impedida física motora desde hace cinco años como consecuencia de un accidente.
Según detalló, su hija también es discapacitada desde su nacimiento y ahora presenta un embarazo de riesgo, mientras que su esposo “quedó impedido hace casi dos años tras un lamentablemente accidente”. El balcón del apartamento de la pareja, en un tercer piso, cayó por “mala acción constructiva acometida por la Empresa Constructora Mantenimiento y Muebles”.
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Por el accidente mi esposo estuvo al borde de la muerte y quedó con secuelas físicas, neurológicas y psiquiátricas, dijo la mujer, al tiempo que explicitó que, por certificación médica, éste no debe vivir en altos.
Siguiendo las indicaciones médicas, y en aras de tener la mejor calidad de vida posible, como sus características especiales exigen, la pareja solicita desde ese entonces un cambio de vivienda. Lo han hecho ante el Gobierno, el Partido y otras instituciones del Municipio Especial, sin que hasta el momento hayan recibido una respuesta satisfactoria.
“En espera de auxilio he estado rodando con mi esposo todo este tiempo, pero ahora no he tenido más remedio que hacer del paso de escalera de nuestro edificio, nuestro refugio. Nuestra familia ruega que con prontitud sea oído y atendido nuestro llamado, porque creemos que como ciudadanos cubanos no seamos desamparados ante una situación que podría haberse resuelto” (sic), concluyó la mujer su relato.