Fiel a su política de arrimarse a cualquier árbol que le permita coger “mangos bajitos”, en vez de fomentar la inversión de los cubanos, el régimen castrista espera que el estatus de “país observador” de la Unión Económica Euroasiática (UEE) le permita ampliar la cooperación con las naciones que integran esta asociación.
Este jueves en Moscú el viceprimer ministro cubano Ricardo Cabrisas, tras concluir las consultas con los estados miembros de la organización, dijo: “Primero que todo, no pensamos en ventajas, sino en incentivar la cooperación en general”.
En un vídeo publicado en Twitter por la vice ministra primera de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera de Cuba, Ana Teresita González, el vicepresidente del Consejo de Ministros señaló que Cuba puede estudiar desde el estatus de país observador “las potencialidades que hay para un proceso de integración entre nuestras economías, sin improvisaciones, con calma, y no solo pensar en el intercambio de mercancías, sino también de servicios”, entre los que citó el negocio de la salud.
Cuba ha estado interesada en establecer vínculos con la UEE prácticamente desde su creación en 2015 y firmó un memorando de entendimiento con la Unión en 2018. Se trata de la tercera ocasión en la que se debate el otorgamiento del estatus de país observador de la UEE a Cuba.
Durante la anterior, en mayo pasado, Bielorrusia, Kirguistán y Armenia estuvieron de acuerdo con otorgar a la isla el estatus, mientras que Kazajistán y Rusia propusieron una nueva ronda de consultas.
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De otorgarse el estatus de Estado observador a Cuba, sería el segundo país, además de Moldavia, en tener este tipo de vínculos con esta organización.
Ricardo Cabrisas llegó a Moscú el pasado lunes en una visita oficial, al frente de una delegación que participa en las negociaciones con el viceprimer ministro ruso Yuri Borísov, con quien copreside la Comisión Intergubernamental Ruso-Cubana.
Durante su estancia se reunió con la presidenta del Senado ruso, Valentina Matvyenko, empresarios rusos, directivos de los grupos GAZ y SINARA, representantes de RZhH (Ferrocarriles de Rusia) y de la Agencia Federal de Rusia para el Transporte Aéreo (Rosaviatsia).
Además, tiene previsto reunirse el próximo lunes 28 de septiembre con el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.
La dictadura cubana siempre ha dependido de ayudas externas para sostenerse. A cambio de alianzas y concesiones políticas, ha vivido como un Estado casi parásito primero de la Unión Soviética y luego de la Venezuela chavista. También, mantiene fuertes relaciones económicas con Rusia y China.
Ricardo Cabrisas es el encargado de hacer lobby económico por el gobierno castrista, pidiendo ayudas y dinero a unos, rogando que condonen o aplacen el pago de multimillonarias deudas a otros, como a los timados países acreedores del Club de París.
Ante la mucha insistencia de los dirigentes de la dictadura, y la evidencia de que una Cuba sumida en la pobreza y sin voluntad política para desarrollarla no pagará deuda alguna, el Club de París ofreció una moratoria de un año sobre el pago de su deuda, que ha estado en stand by durante más de tres décadas.
Cuba había solicitado a principios de este año una moratoria de dos años y la exención de las sanciones por pagos atrasados debido a la pandemia del coronavirus.
“La oferta requiere nuevas negociaciones en la primavera de 2021 sobre los vencimientos impagos, así como el esquema de pagos futuros”, dijo un diplomático que habló bajo solicitud de anonimato a Reuters.
“También tendrán que pagar las multas por el dinero que deben”, señaló. El Club de París y gobierno cubano no respondieron a una solicitud de comentarios de la agencia inglesa.
El acuerdo del Club de París de 2015 perdonó ocho mil 500 millones de dólares de los 11 mil 100 millones de la deuda externa que Cuba incumple desde 1986, más los cargos. La deuda restante se reestructuró en cuotas anuales hasta 2033 y parte de ese dinero se asignó a fondos de inversiones en Cuba.
(Con información de EFE y Reuters)