Entre escasez y coronavirus, esta familia matancera tuvo un momento de alegría ayer 25 de agosto al descubrir en su sembrado una calabaza de 45 libras. Dicen en redes sociales que ya se la comieron aderezada con un rico mojo cubano.
Lázaro Díaz y Caridad Peña, quienes viven en el municipio Los Arabos, regalaron esta baya de cáscara dura a su hija, y en las fotos en redes sociales puede verse cómo el nieto se sienta al lado de ella con cara de extrañeza, observando la alabaza, que debe pesar más que él mismo.
La familia sólo regó las semillas en la tierra sin ponerle mayor empeño al cultivo y así vio crecer un ejemplar como este, además de un quimbombó de grandes proporciones. Cuatro familias comieron de ella hasta hartarse.
Para el que no lo sepa, en Cuba casi todas las viandas se consumen fritas o hervidas; si es de la última forma, siempre se agrega el típico mojo cubano: una salsa muy sencilla pero deliciosa, preparada a base de aceite, limón o naranja agria, ajo, cebolla y sal. La calabaza y la yuca son las beneficiadas más comunes de este “invento cubano”, una delicia al paladar según casi cualquier persona a la que se pregunte por él y lo haya probado.
Los campesinos se enorgullecen cuando logran cosechar un fruto o tubérculo más grande de lo acostumbrado, por eso se los ve con frecuencia en redes sociales haciendo gala de estas maravillas de la naturaleza.
Y Matanzas siempre ha sido de tierra fértil y generosa para estas anomalías. En julio de 2019, otro poblador de esa provincia, Julio Paujal, descubrió dos calabazas de 43 libras en su pequeña finca y las enseñó a medios locales.
La finca destaca por las tareas pecuarias con la cría de gallinas ponedoras, cerdos, conejos y ovinos, además de la siembra de cultivos varios, entre ellos viandas como la calabaza, el boniato, la yuca y algunos frutales como el mango. Los cuatro empleados del centro utilizaban abono orgánico en el tratamiento de los productos agrícolas como garantía de calidad y crecimiento natural.