El principal efecto visible del coronavirus en Cuba ha sido la agudización de las carencias de un sistema disfuncional, por culpa del cual los cubanos se ven imposibilitados de mantener el distanciamiento social aconsejado para mitigar la propagación de la enfermedad, así como tener una alimentación balanceada que permita estar al organismo en mejores condiciones para enfrentar al virus en caso de un eventual contagio.
Las enormes colas para adquirir alimentos y artículos de primera necesidad han sido la constante este año en la isla tras el inicio de la pandemia. La escasez y la crisis crónicas del pretendido paraíso socialista han empeorado ante las medidas restrictivas impuestas por la pandemia y ello ha hecho que las filas, siempre constantes en el país, sean aún más largas y complejas en tamaño, duración y fenómenos asociados.
Otro ejemplo de cola deprimente se produjo en Manzanillo, en la oriental provincia de Granma, donde la escasez de aceite hizo que se congregaran en torno a un establecimiento que lo puso a la venta unos cientos de personas.
“No, no es el carnaval Manzanillo 2020, es la cola para el aceite, sin distanciamiento social, sin saber si alcanzará para todos... CUBA DUELE…”, escribió en Facebook el usuario identificado como Yander Serra, quien acompañó sus palabras de imágenes que muestran la magnitud de la cola para adquirir un producto indispensable para la cocción de alimentos.
En su post han comentado hasta el momento más de 60 personas, la gran mayoría molestos con la situación. “A dónde ha llegado nuestro país y nosotros como cubanos, esto no es humano, no hay respeto ni nos damos a respetar como personas, como cubano me siento decepcionado al ver en qué han convertido mi Cuba”, comentó el usuario identificado como Albert Reyes.
“Qué triste realidad lo de algunos cubanos, que indignado me siento al ver situaciones como estas, que nosotros los cubanos de a pie, los que amamos Cuba de verdad, tengamos que pasar por semejante situación”, agregó Manuel Alexander Rodríguez.
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El régimen cubano culpa de la escasez y el desabastecimiento al embargo estadounidense y a la crisis mundial provocada por la pandemia. Sin embargo, en menos de una semana habilitó cerca de un centenar de tiendas ampliamente surtidas de alimentos y artículos de higiene para la venta en divisas extranjeras, moneda en la que no paga a sus trabajadores.