Del baúl de los recuerdos, el sistema informativo del régimen sacó el tema de los ataques sónicos contra diplomáticos norteamericanos en La Habana, sin que haya señas de sus intenciones, luego de que el asunto pareciera olvidado por el gobierno cubano.
Un grupo de científicos, que trabajan para instituciones estatales en Cuba, ofrecieron la víspera su hipótesis sobre la causa de los supuestos ataques en un reportaje transmitido por la la televisión cubana. A su juicio, se trata de exposición a los gases de la fumigación contra mosquitos.
Esta hipótesis la asimilaron de científicos canadienses, quienes trabajaron en colaboración con instituciones cubanas para dar una versión propia sobre este suceso que envenenó las relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington. La prensa aseguró que hay un estudio en curso para probar esa hipótesis.
Es interesante que uno de los investigadores cubanos entrevistados reconociera enfáticamente que sí hubo afectaciones a los diplomáticos de Canadá y Estados Unidos, a pesar de relacionarla con los gases, pues el régimen cubano fue muy enfático en que las acusaciones eran campañas infundadas y pidió no “politizar” el tema.
“No estamos negando que estas personas sintieran los síntomas, pero la explicación del ataque no puede ser aceptada porque no está la intención de dañar a alguna persona”, aseguró uno de los investigadores, el físico Evelio González Dalmau.
Al respecto, en marzo de este año hubo un evento en La Habana donde científicos cubanos, canadienses, estadounidenses, británicos y neozelandeses buscaron dar evidencias sobre la suposición de que los ataques no tuvieron lugar y que Estados Unidos politizó el suceso.
Lo cierto es que las relaciones entre ambos países están en un mal momento y La Habana pasa por una crisis económica de gran magnitud, que tiene contra las cuerdas a los jerarcas del castrismo. La publicación de este reportaje, ¿podría ser un guiño velado a Washington, con el propósito de mostrarle las "buenas intenciones" de su vecino sureño? Es, como la hipótesis de los gases, apenas una suposición razonable.
En diciembre de 2019, un estudio reveló que hubo afectaciones al cerebro de los diplomáticos. La investigación involucró a Mark Lenzi, un funcionario que tenía su lugar de trabajo en Guanzhou, China, cuando en 2017 comenzó a padecer dolores de cabeza, pérdida de la memoria, dificultad al leer y problemas con el sueño.
La resonancia magnética hecha a Lenzi arrojó varios resultados: 20 regiones de su cerebro presentaron volúmenes “anormalmente bajos”, incluidas aquellas involucradas en la memoria, la regulación emocional y las habilidades motoras que pueden correlacionarse con los síntomas de Lenzi, dijeron los médicos.
De las 107 regiones que observaron, también encontraron tres que tenían volúmenes más grandes. Los investigadores dijeron que las partes del cerebro con bajo volumen pueden reflejar una lesión cerebral, mientras aquellas con mayor tamaño podrían ser evidencia de que otras partes de su cerebro han compensado.
Los análisis, sin embargo, no revelan la causa, que sigue siendo un misterio. Con independencia de esto, es difícil asegurar que no hubo “un daño grave en el cerebro de este caballero”, declaró Edward Soll, uno de los radiólogos responsables de los exámenes.
Un estudio de julio, publicado por la Revista de la Asociación Médica de EEUU reveló que al menos 40 diplomáticos de Estados Unidos que trabajaban en su sede diplomática en La Habana, y que presuntamente fueron víctimas de algún tipo de “ataque acústico”, presentaban “cambios en sus estructuras cerebrales”.
Basándose en resonancias magnéticas de los afectados, los especialistas compararon los cerebros de los sujetos estudiados –23 hombres y 17 mujeres— con el de personas que no estuvieron expuestos al mismo medio de los primeros.
Sin embargo, los autores de la investigación anterior señalaron que la importancia clínica de los hallazgos era incierta, y no tenían resonancias magnéticas previas de los pacientes para poder saber cómo estaba su cerebro antes del incidente. Además, estos patrones no se ajustaban a una imagen clara de algún trastorno específico, según los investigadores.
Los “ataques acústicos” afectaron primero a personal diplomático de la embajada estadounidense en Cuba en 2016. El año pasado, el Departamento de Estado anunció que investigaba sucesos idénticos en China. El secretario de esa dependencia ejecutiva, Mike Pompeo, describió los eventos en China como muy similares a los de Cuba.