En un nuevo episodio de “una de las mejores policías del mundo”, como el régimen cubano descarnadamente define a su cuerpo policial pese a continuas acusaciones de maltratos, pésima preparación y falta de habilidades para el trato humano y el mantenimiento de la ley sin ofensas y agresiones, este domingo en las redes circula un corto video en el que se ve a un uniformado “estar a la cara”, como se dice en Cuba cuando alguien actúa de manera descarada y sin temor a lo que cualquiera diga o piense.
El oficial de la llamada Policía Nacional Revolucionaria intentó adueñarse de dinero ajeno que había recogido del suelo y que previamente, por lo que se entiende del video, se les había caído a dos mujeres.
Éstas se percataron de la pérdida y descubrieron que el policía se había introducido los billetes en su bolsillo. Comentaron lo ocurrido mientras filmaban enfrente del oficial, quizás para avergonzarlo y hacer que éste, sin necesidad de parlamento alguno, lo devolviese. Pero la estrategia no funcionó.
“Compañero, no queremos faltarnos el respeto”, dijo una de las mujeres ya cuando se percató que el policía no tenía intención de abandonar la amena plática telefónica que al parecer sostenía con alguien y devolver el dinero.
Ante la interpelación directa, y seguro porque vio que lo estaban grabando, el uniformado, voluminoso en comparación con muchos otros compañeros del cuerpo, metió mano en su bolsillo izquierdo y sacó el dinero para devolverlo a su auténtica propietaria.
Todo ello sin que mediara palabra alguna por su parte. “Mira, me habías cogido dos fulas, por dios”, le dijo estupefacta la mujer, seguramente asombrada de que uno de los que debe protegerla como ciudadana esté al acecho de cualquier descuido para privarla de parte de sus pertenencias o dinero, por muy escasas que sean.
Hasta el momento, el video, compartido hace poco, ya ha motivado centenares de reacciones y comentarios desaprobatorios en Facebook. Muchos no dan crédito a que ya no sólo los policías se pongan violentos y abusen indiscriminadamente, sin compasión alguna por ese pueblo que sufre la escasez tanto como ellos, sino que también intenten cometer acciones similares a las que se supone combatan.
“Caballero, el agente lo único que quería hacer era conservar la evidencia en la escena del crimen”, ironizó uno de los opinantes, mientras que otra, menos dada a la broma ante la escena, espetó: “son ladrones, corruptos, abusadores, descarados ... qué vergüenza señores... Ya eso llegó a su final de verdad. ¿Hasta cuándo?”