La prensa oficial cubana se hizo eco de la llegada a Cuba de los miembros del contingente Henry Reeve enviados al Principado de Andorra a combatir la COVID-19. Sin embargo, hubo total silencio sobre el personal sanitario que escapó de esa misión.
El pasado mes de junio el gobierno de ese principado europeo detectó la ausencia de un médico anestesiólogo y una enfermera cubanos. Las autoridades locales negaron responsabilidad en el asunto. Según Andorra Difusió: “la hipótesis más extendida es que los dos disidentes se han ido a España, donde probablemente pedirán asilo político”. El tema ha sido tratado con suma discreción por parte del régimen de la Isla.
El medio oficialista Granma dijo que arribaron al país unos 34 integrantes de ese equipo, los cuales fueron recibidos con un mensaje virtual del Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez donde expresó que: “el ejemplo que ustedes han dado con su altruismo, con su entrega, con ese comportamiento solidario que se enfrenta al egoísmo neoliberal, es una de las mejores maneras con las cuales estamos aplastando las perversas intenciones del imperio de desacreditar la labor solidaria y ejemplar de las brigadas médicas cubanas y, por lo tanto, el ataque incisivo, constante, permanente a la labor de la Salud cubana y, sobre todo, a la obra de la Revolución”.
El personal médico fue llevado a un centro de aislamiento donde, según indica el protocolo, pasarán 14 días reglamentarios para detectar, mediante exámenes, la presencia del coronavirus. Luego de esto volverán a sus hogares.
A la llegada de los cubanos a Andorra, en el mes de marzo, ese territorio era uno de los más afectados de Europa, a decir de Joan Martínez Benazet, su ministro de Salud. La tasa de infección fue de 1 100 personas por 100 000 habitantes.
“Como resultado de la colaboración se recuperaron 741 casos positivos de covid-19, aumentaron las altas hospitalarias y disminuyeron los contagios. Todo ello se conjugó con la integración de la brigada a las instituciones de Salud de aquel territorio, la adopción de los protocolos y el trabajo mancomunado con los sanitarios andorranos. El viernes pasado recibió el alta hospitalaria el último caso positivo y hace más de dos semanas que no hay ningún contagio” recoge Granma en su información.
El sanitario cubano que desertó de la misión en Andorra fue identificado como el capitán Dariel Romero es especialista en Anestesiología, y se desempeñaba en la isla como Jefe de Servicio de Urgencias y Emergencias del Hospital Militar Central Doctor “Carlos J. Finlay”. Romero era uno de los “hombres fuertes” de la misión cubana.
“El médico de La Habana fue quien tuvo la bandera en las fotos del acto de despedida del grupo antes de salir de Cuba (…) es considerado uno de los jefes de la misión que se ha trasladado al principado, supervisada por el cónsul general de Cuba en Barcelona, Alain González”, informó el periódico por Diari d'Andorra.
Los médicos cubanos en la Isla ostentan sueldos que no exceden los 60 CUC mensuales y las misiones médicas son una escapatoria para mejorar sus vidas, aunque muchas veces son de carácter obligatorio y rechazarlas puede significar no estar en un listado para salir de Cuba nunca más.
La renta de profesionales de la salud a gobiernos extranjeros aporta a Cuba más de 10 mil millones de dólares, según los últimos datos oficiales disponibles. Actualmente, el país ha exportado unos 2 mil 500 profesionales de salud con destino a 26 naciones para combatir la COVID-19. Estos se suman a los 28 mil que ya estaban en 59 países. El negocio sigue creciendo y los médicos no tiene otra salida que aceptar ser las monedas de cambio.
A inicios de año, dos relatorías de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declararon que las condiciones de trabajo de los médicos cubanos pueden considerarse como trabajo forzado.