Desde el inicio de la pandemia del SARS-CoV-2 se comprobó que los adultos mayores de 65 años eran los más vulnerables al virus y la enfermedad que causa, la COVID-19. Sin embargo, en todos estos meses han surgido varias historias de ancianos que han logrado vencer el padecimiento, consolidándose como ejemplos o fuentes de inspiración para todos.
Tal es el caso de Tilahun Woldemichael, un monje etíope que recibió el alta médica el jueves luego de estar cerca de tres semanas hospitalizado y que, según sus familiares, tiene 114 años de edad.
Woldemichael fue tratado con oxígeno y dexametasona, un esteroide económico y accesible que de acuerdo con investigaciones ha reducido en un tercio la muerte de enfermos hospitalizados graves, reporta la agencia AP, misma que recoge declaraciones del nieto del monje, Biniam Leulseged.
Según éste, no existe un certificado de nacimiento para demostrar la edad de su abuelo. No obstante, una foto de Woldemichael cuando festejaba su supuesto siglo de vida, ubicable en el referido año, le deja ver saludable y enérgico.“Entonces también lucía joven”, dijo Leulseged a AP este sábado, al tiempo que afirmó estar “muy feliz” por poder volver a estar junto a su abuelo.
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Sobre la dexametasona, fármaco al parecer clave en la recuperación del centenario monje, el ministro de Salud etíope recomendó su uso en casos de emergencia para enfermos que requieren respirador u oxígeno, tal y como sucedió con Woldemichael.
Además de él, otras personas longevas que han sobrevivido al fatídico virus son la italiana Ada Zanusso, de 104 años de edad, la española María Branyas, de 113, y la estadounidense Sylvia Goldsholl, de 108.
Las tres no sólo sobrevivieron al coronavirus, sino también a la gripe española de 1918, las dos guerras mundiales y la gran depresión, la crisis económica más profunda en la historia contemporánea y cuya sombra pende sobre la que muchos avizoran como consecuencia de la actual pandemia.
