Un grupo de migrantes cubanos se encuentra aislado, junto a haitianos y asiáticos, en tierra de nadie en la región selvática conocida como el Darién, que comparten Panamá y Colombia, debido a que algunos han resultado contagiados con la COVID-19.
"Necesitamos vivir como seres humanos", asegura Marco, uno de los casi 2.000 migrantes irregulares varados en Panamá, cerca de la frontera con Colombia. La pandemia del COVID-19, que ha contagiado ya 17 de ellos, les ha dejado varados, aunque aislados por las autoridades y bajo tratamiento.
En el Darién, una espesa selva tropical que comparten Panamá y Colombia, hay tres estaciones migratorias que ahora albergan a 1.991 personas, la gran mayoría haitianos, aunque también hay cubanos (38), africanos y asiáticos.
A ellos se suman más de 530 migrantes que están en el campamento de Planes de Gualaca, cerca de la frontera con Costa Rica.
De ellos, el 23 % son niños, niñas y adolescentes, algunos, incluso, no acompañados, de acuerdo a cifras de OIM a las que tuvo acceso EFE.
El cierre de las fronteras por la sorpresiva pandemia ha desbordado el programa de atención a los migrantes, conocido como flujo controlado, porque se pasó de una población en tránsito a una estacionaria, explica la representante de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Panamá, Idiam Osorio.
Los migrantes "no queremos seguir estando en Panamá, queremos seguir su camino hacia Costa Rica y hacia el Norte", pero "sabemos que la frontera está cerrada y necesitamos vivir como seres humanos", insiste a Efe Marco, un haitiano de 26 años que participó este viernes en una reunión en Las Lajas con las autoridades panameñas y funcionarios de organismos internacionales involucrados en el tema.
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Fue un encuentro para escuchar a los migrantes y buscar soluciones que les garanticen alimentos, agua y servicios sanitarios suficientes durante su estancia en Panamá. Aunque nadie puede precisar cuánto durará en el tiempo.
"Estamos bajo la lluvia, hay mujeres embarazadas, niños enfermos, la comida no es suficiente. La gente en Peñita nos está vendiendo las cosas al doble del precio, y estamos pagando un dólar la noche por dormir en el piso de la casa de una persona", relata Marco.
"No estamos para retar al Gobierno, pero queremos decirle que estamos cansados, queremos un cambio. Nos dicen que en pocos días van a empezar los cambios -agrega-, pero no sabemos" cuando.
La directora de Migración de Panamá, Samira Gozaime, indicó a Efe que el Gobierno trabaja para hacer "lo más cómoda posible" esta "estancia involuntaria" de los migrantes en Darién, y que así se lo hicieron saber en la reunión de este viernes, en la que se llegó "a consensos".
Así, el gobernador de Darién, Álvaro Bristán, "ha pedido ayuda a los empresarios de la provincia, que van a traer carpas" para poder separar a los migrantes "en grupos más manejables, de 500 personas".
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La oficina de Migración está buscando recursos de emergencia para la dotación "de alimentos y de agua lo más pronto posible", mientras que el Ministerio de Salud se comprometió a aumentar el personal en el lugar para hacer pruebas de detección del nuevo coronavirus, agregó Goizame.
La directora de Migración confirmó que hay 17 migrantes contagiados de COVID-19, 15 de los cuales fueron aislados en el campamento y se encuentran estables y los otros dos, un haitiano y un cubano, fueron llevados a hoteles que funcionan como hospitales en la capital para hacerles un seguimiento más exhaustivo.
Estos migrantes fueron contagiados por "personal que ha dado positivo" de COVID-19, y "las pruebas se les están haciendo a los contactos" que hayan tenido, porque se aplica "el mismo procedimiento que se sigue con los ciudadanos panameños", no hay discriminación, aseveró la directora de Migración.
En este sentido, el director del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) de Panamá, Oriel Ortega, aseguró a Efe que las autoridades hacen "un esfuerzo en conjunto, integral, para alivianar las necesidades que tienen los migrantes mientras dure el cierre de fronteras".
"Tenemos más de 2.500 personas migrantes varadas en Panamá por la situación del COVID-19. La migración irregular no es un delito, sin embargo -añadió-, tenemos que hacer un control por la situación del coronavirus".
(Con información de Efe)