El pasado 29 de febrero la Dirección General de Prevención y Extinción de Incendios (DGPEI) del Ministerio de Interior, sugirió un conjunto de medidas para evitar los incendios de las motos eléctricas, que en el 2019 ascendieron a 208 en todo el país, con saldo de tres muertos y 14 heridos. La provincia más afectada resultó ser La Habana (74), le siguieron Villa Clara, Matanzas, Artemisa, Cienfuegos y Camagüey.
Según la nota de Cubadebate, del total de siniestros, 164 fueron calificados de “principios de incendios” y 44 de “pequeñas proporciones”. Las víctimas fatales murieron por asfixia y quemaduras, hechos que ocurrieron en garajes, viviendas, centros laborales y la vía pública. Las pérdidas materiales se cuantifican en más de un millón de pesos cubanos (40. 000 dólares USD).
Las principales causas apuntan a no esperar el enfriamiento a temperatura ambiente de las baterías para recargarlas; no usar los cargadores idóneos; exceso del tiempo de carga; eliminación de protecciones contra cortocircuitos u otros dispositivos de seguridad y uso de baterías artesanales, entre otras.
Desde la eliminación de las “cocinas Piker” de los hogares cubanos, el 75% de los incendios en el sector residencial obedece a fallas eléctricas, sin embargo, los estallidos de las baterías de las también llamadas “motorinas” —alternativa de transporte que ha crecido exponencialmente en los últimos cinco años—, ya reporta la ocurrencia de 18 incendios en lo que va de 2020.
El litio, el CIMEX y los cacharreros
Las baterías de Litio (Lithium), fueron utilizadas por primera vez en 1912, pero no fue hasta 1970 que salieron al mercado. Su modelo recargable asomó a principios de 1980. Entre sus ventajas se imponen la alta densidad de energía y el bajo peso—hasta cinco veces menor que las versiones de Plomo (Pb) y Nickel-Cadmio (Ni-Cd)—. Desde el 2009, el 40% de la producción mundial de baterías son de litio.
Como principio de funcionamiento, un cátodo de litio y un ánodo de carbón poroso se sumergen en un gel electrolítico, la reacción química genera de entre 3,6 a 3,8 volts, (más del doble de las celdas de Pb y Ni-Cd), al agotarse la energía, se recargan con un proceso inverso. La vida útil de estas baterías se extiende entre tres a cuatro años y, respetando los parámetros del fabricante, pueden recargarse hasta 3000 veces, incluso, puede retener la carga durante meses.
Su desventaja está en su temperatura de funcionamiento, que ronda los 150ºC y la máxima puede alcanzar 270ºC. Como su carcasa es de material aislante y baja conductora del calor, su enfriamiento tarda horas y al someterla a un proceso de carga inmediato e intenso, hace que la temperatura siga elevándose y se descomponga el electrolito, formando burbujas de oxígeno y dióxido de carbono. La alta compresión de estos gases provoca el estallido.
A las baterías de Litio se les incorporan placas BMS (regulador de voltaje) para someterle a la recarga de diseño, que de cero a full puede tardar entre 10 y 12 horas. Otros fabricantes sugieren recargar a partir del 60%.
Las baterías para motos eléctricas tienen voltajes de diseños de entre 60 y 72 volts, con capacidad de 30 amperes-hora. Pesan entre cinco y diez kilogramos y, gracias al bajo peso propio, pueden facilitar una autonomía o recorrido de hasta 130 kilómetros a una velocidad crucero de 40 km/h. El costo promedio de estas baterías suele ser de 265 dólares USD. El fabricante también suministra el cargador y la placa BMS.
En Cuba, la reposición de estas baterías ha derivado en un problema por las escaseces y altos costos. Cuando son ofertadas en las redes de tiendas en divisas—según usuarios consultados— el precio de una batería de 60 voltios sin cargador, es de 420 pesos cubanos convertibles.
Algunos dueños de motos que solicitaron el anonimato, alegan que en el Servi-Cupet Tángana, los envases de estas baterías traían un compartimento para el cargador, pero estaban vacíos. Según los manuales de usuarios, el fabricante impone el uso del cargador de diseño. Otros alegan, que en el propio Servi-Cupet han vendido los cargadores sueltos y en la web Revolico se venden hasta 200 CUC.
En ave 5ª y calle 112, en Miramar, se localiza el taller de reparación de las motos eléctricas de la marca Unisuki, vendidas en las redes de tiendas en divisas, las cuales están en garantías. Los usuarios que han tenido problemas con las baterías, recibieron como respuesta: “que en sus almacenes no tienen baterías disponibles para reponerlas”.
Muchas de las motorinas que circulan por el país, fueron importadas desde Panamá y sus partes y piezas de repuesto proceden del mismo origen, por ejemplo, las baterías de 60 y 72 volts tienen ofertas en la web Revolico, de entre 1100 y 1300 CUC, casi el mismo precio de la moto.
Como hasta ahora los cacharreros continuarán retirando las placas BMS; puenteando las celdas dañadas, modificando los cargadores para acelerar el proceso de carga, incluso, seguirán fabricando baterías artesanales, porque las adaptaciones “Made in Cuba” continuarán “resolviendo” sin importar el peligro de explosiones y víctimas mortales.
Los foristas más pragmáticos de Cubadebate felicitaron al coronel Luis Carlos Guzmán Matos, jefe del DGPEI, por alertarlos sobre el peligro de las motorinas-bombas y, le solicitaron la venta de extinguidores para sofocar los incendios. “Eso no lo apaga nadie”, respondió otro forista, que vio arder una en el portal de una casa.