El 8 de diciembre de 1980, Mark David Chapman, disparó cinco veces a quemarropa al cantante de los Beatles, John Lennon en la puerta de su casa cuando se disponía a salir a pasear con su pareja Yoko Ono.
Lennon tenía 40 años y Chapman apenas 25 años cuando cometió el crimen en Nueva York. Hoy el asesino tiene 65 años y continúa en prisión, aunque sigue solicitando año tras año la libertad condicional, que se la sido negada en once ocasiones.
Pero el pasado mes de agosto, según el medio digital La Patilla, salió a la luz una grabación donde Chapman dice que piensa en su crimen todos los días y que cree que él merecía la pena de muerte, aunque la condena fue a cadena perpetua.
No obstante la junta de prisión de la cárcel de Wende ha decidido no concederle el permiso porque “sería incompatible con el bienestar de la sociedad”.
“Lo asesiné porque era muy, muy, muy famoso, y esa es la única razón por la que yo estaba buscando mucho, mucho, mucho, mucho la gloria para mí. Fui muy egoísta. Quiero añadir eso y enfatizarlo profundamente. Fue un acto extremadamente egoísta. Lo siento mucho por el dolor que le causé a ella”, dijo en referencia directa a Yoko Ono.
“No lo maté por su personalidad o por el tipo de hombre que era. Era un hombre familiar y un ícono. Era alguien que hablaba de las cosas de las que ahora hablamos y eso es magnífico. Él era un ser humano y yo sabía que iba a matarle. Eso ya dice que no mereces nada, y si la ley y ustedes deciden dejarme aquí durante el resto de mi vida, no me quejaré”, añadió el asesino en esa grabación filtrada a la prensa.