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Ted Cruz y Mario Díaz-Balart: Queremos que el régimen cubano nunca olvide el poder de Payá

El senador Cruz y el congresista Díaz-Balart impulsan la iniciativa de rendir homenaje al disidente cubano Oswaldo Payá dando su nombre a la calle de la embajada castrista en EE.UU

Actualizado: Tue, 04/04/2023 - 16:31

Los políticos de ascendencia cubana Ted Cruz y Mario Díaz-Balart defendieron en un reciente artículo de opinión en el Miami Herald la iniciativa de rendir homenaje al líder disidente Oswaldo Payá dando su nombre a la calle donde está emplazada la Embajada de Cuba en Estados Unidos.

“Hemos presentado un proyecto de ley bipartidista y bicameral para nombrar la calle frente a la Embajada de Cuba en Washington, D.C. 'Oswaldo Payá Way'. Esto enviará un poderoso mensaje al pueblo cubano”, afirmaron en el artículo Cruz, senador de Texas, y Díaz-Balart, congresista de Florida.

Ambos recuerdan en su artículo de opinión una iniciativa similar, que surtió efecto en los años 80 del siglo pasado. Durante la administración Reagan, en 1984, la calle frente a la embajada soviética recibió el nombre de Andréi Sájarov, famoso disidente soviético.

“Cuando se cambió el nombre de la calle, significaba que cada vez que un ciudadano soviético tenía que escribir a su embajada en Washington, D.C., tenía que escribir el nombre de Sájarov. Significaba que cada vez que alguien llamaba a la embajada soviética para encontrar su dirección, los soviéticos en el teléfono tenían que decir el nombre del disidente”.

Cruz y Díaz-Balart defienden que esa “sería una herramienta poderosa para derribar la maquinaria de opresión en Cuba de la manera no violenta, pero resuelta, que defendía Payá”, cuya vida y legado “son lecciones perdurables sobre la fuerza, la resiliencia y el poder de los disidentes”.

En el artículo del Herald, los políticos republicanos responsabilizan al régimen de Cuba por la muerte de Payá y de Harold Cepero, su cercano colaborador en el Movimiento Cristiano Liberación (MCL).

“El régimen lo acosó, trató de intimidarlo y lo arrestó en numerosas ocasiones. Al final, lograron matarlo. Y es imposible pasar por alto esta cruda ironía: Payá, un hombre dedicado a la no violencia, fue asesinado por promover la libertad y la paz”, escribieron Cruz y Díaz-Balart.

Payá Sardiñas, premio Andréi Sájarov a la Libertad de Conciencia otorgado por el Parlamento Europeo en 2002, murió el 22 de julio de 2012 junto al también activista Harold Cepero en un choque automovilístico “provocado por el régimen castrista”, según acusan sus familiares.

“El régimen esperaba que su movimiento muriera con él y el mundo lo olvidara. Pero el recuerdo de Payá perdurará. Es nuestro deber colectivo asegurar tanto”, agregaron los políticos republicanos.

Por esa razón el senador Cruz presentó el proyecto de ley en 2021 para renombrar la calle frente a la embajada del castrismo. Aunque fue aprobado por el Senado, en ese momento no fue presentado en la Cámara, explican.

Ahora, “juntos estamos presionando para que ambas cámaras aprueben el proyecto de ley en el Congreso 118 en las próximas semanas”, dijeron Cruz y Díaz-Balart.

En marzo último un grupo bipartidista de senadores de Estados Unidos, encabezado por Marco Rubio, solicitó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que acelerara la investigación sobre la “sospechosa y trágica” muerte de los líderes disidentes cubanos.

En la misiva, dirigida a Tania Reneaum, secretaria ejecutiva de la CIDH, adscrita a la Organización de los Estados Americanos (OEA), los senadores afirman que “en más de 10 años transcurridos desde que el automóvil [en que viajaban Payá y Cepero] se salió fatalmente de una carretera cubana, se ha hecho poco o nada para sancionar a los responsables”.

David Hoffman, quien ha sido editor del diario The Washington Post, aseguró el 23 de junio de 2022, en entrevista concedida a Radio Televisión Martí, que la evidencia sobre el “asesinato” de Oswaldo Payá “es clara”.

“Sabemos con seguridad que el carro en que viajaba Oswaldo Payá (…) lo chocaron por atrás, lo embistieron por atrás”, aseveró el ganador del prestigioso Premio Pulitzer por su estudio sobre la Guerra Fría, The Dead Hand.


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