Oscar Casanella: "Mi temor es que la segunda audiencia se programe para 2030"
Oscar Casanella enfrentó represión en Cuba desde 2013 por mantener lazos con opositores políticos. Fue, además, uno de los acuartelados del Movimiento San Isidro en 2020.
Creado: January 21, 2025 7:50am
Actualizado: January 21, 2025 9:51am
El activista y científico cubano Oscar Casanella Saint-Blancard llegó a Estados Unidos hace tres años junto a su esposa embarazada y su hijo de cuatro años. Su proceso para adquirir la residencia en ese país, luego de escapar de la represión en Cuba, continúa siendo largo. En mayo de 2025 tendrá su primera corte de asilo.
Casanella Saint-Blancard salió de Cuba el 10 de diciembre de 2021 tras sufrir prisión domiciliaria por motivos políticos y bajo amenazas de la Seguridad del Estado de ir a la cárcel.
Tras cruzar la frontera estadounidense el 16 de enero de 2022, a Casanella y a su familia se les entregó el formulario I-220A, como a decenas de miles de cubanos. Este documento permite la entrada al país, pero, de momento, no se considera una admisión legal que permita acogerse a la Ley de Ajuste Cubano.
“Ningún oficial de migración me hizo entrevista de miedo creíble ni ningún tipo de entrevista. Fuimos liberados del centro de detención dos días después con este documento I220 A, me entregaron un teléfono con una aplicación instalada para rastrearme y reportarme mediante unas fotos en el lugar cuando activaban una alarma diariamente y no me entregaron el documento llamado “Notice to Appear”, dijo Casanella en declaraciones a ADN Cuba.
Casanella asegura que otros activistas también han recibido una I220 A, entre ellos Esteban Rodríguez, la Dama de Blanco Sarahí Pérez y el médico Manuel Guerra.
Según el abogado Wilfredo Allen, quien representa a Casanella, los medios del Gobierno son limitados para poder realizar entrevistas de miedo creíble a todos los migrantes que llegan por la frontera con México.
En marzo de 2022, el científico presentó formalmente su solicitud de asilo, un expediente de 260 páginas que recopila la represión contra él desde 2013.
Su estancia en EE. UU. no ha sido sencilla. Tras un año de llegar a ese país fue que recibió su permiso de trabajo y el de su esposa demoró mucho más.
“El primer año en Estados Unidos fue muy duro, pues aún no tenía permiso de trabajo. Cuando lo recibí comencé a aplicar a empleos, pero muchas empresas pedían como requisito que tuvieras pasaporte de Estados Unidos, tarjeta de residencia en Estados Unidos, determinados tipos de visados de Estados Unidos, un formulario I-94 o un documento de concesión de asilo. Al no tener ninguno de estos documentos, simplemente no puedo ni siquiera completar y enviar mi aplicación de empleo”, comentó a nuestra redacción.
Algunas empresas lo han contratado por tiempo limitado por no tener la documentación requerida.
“Además de las dificultades para encontrar trabajo, he sufrido la negativa de muchos bancos para obtener una tarjeta de crédito. También estuve explorando pedir préstamos para estudiar una maestría en alguna universidad de Estados Unidos, pero con mi actual situación y documentos los bancos no entregan grandes préstamos”, aclaró.
El activista también ha solicitado apoyo a la oficina del congresista Mario Díaz-Balart para acelerar su proceso migratorio.
Una de sus mayores preocupaciones es que su segunda audiencia se alargue en el tiempo.
“Mi temor es que la segunda audiencia se programe para 2030. Sería inaceptable defender mi caso ocho años después de haber llegado”, dijo.
El abogado de Casanella considera que tiene un caso sólido, pero los atrasos son un problema estructural.
“Es posible que la Corte se demore tres o cuatro años para poder adjudicar casos, simplemente por el volumen que existe en ciudades como Miami, Chicago, Nueva York y Los Ángeles”, afirmó Allen en conversación con ADN Cuba.
Además, explicó que el estatus migratorio de Casanella, otorgado bajo el formulario I-220A, está en disputa legal: “Desde septiembre de 2023, los jueces de inmigración no tienen jurisdicción para otorgar residencia a cubanos con I-220A, según un fallo de la Corte de Apelaciones de Inmigración”.
En su actual situación, Casanella no está en riesgo de deportación, aseguró Allen. Pero el proceso migratorio ha sido largo para alguien que ha vivido la represión de la dictadura cubana durante años.
Por otro lado, en los últimos años han ingresado a territorio estadounidense varios represores del régimen cubano. Tal situación ha sido denunciada por activistas y organizaciones.
Para Casanella esto demuestra un grave fallo en el sistema migratorio estadounidense.
“Estoy también decepcionado no solo con el manejo de mi caso de migración, sino con el hecho de que a personas que fueron mis represores políticos en Cuba, como Erasmo Pablo Gómez Cabrera y Pedro Wilfredo Fernández Cabezas, y que yo denuncié desde el año 2015 en el sitio represorescubanos.com, se les haya permitido entrar legalmente a Estados Unidos. Estas personas tienen que haber mentido a las autoridades migratorias para ocultar sus violaciones de derechos humanos”, sostuvo.
Según datos de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba, más de 115 represores vinculados al régimen cubano entraron a EE. UU. desde enero hasta agosto de 2024.
Entre ellos hay miembros del Partido Comunista, agentes de la Seguridad del Estado y jueces y fiscales que participaron en procesos represivos, como Rosabel Roca Sampedro, una fiscal que pidió penas de prisión para manifestantes del 11 de julio de 2021, y Manuel Menéndez Castellanos, exsecretario del Partido Comunista en Cienfuegos.
Oscar Casanella enfrentó represión en Cuba desde 2013 por mantener lazos con opositores políticos. En 2016 fue expulsado del Instituto de Oncología y Radiología y de la Universidad de La Habana bajo acusaciones de indisciplina laboral, todo por negarse a ceder ante la Seguridad del Estado.
En 2019 fue golpeado durante una marcha contra la homofobia en La Habana.
Fue, además, uno de los acuartelados del Movimiento San Isidro en 2020 y participó en la protesta que se hizo frente al Ministerio de Cultura en enero de 2021.