Este miércoles, en el inicio de los cuartos de final de la Liga de Campeones, se enfrentaron dos equipos dispares en presupuesto y poderío, pero muy similares en su manera de interpretar el fútbol y sus deseos de alcanzar las semifinales. En Lisboa se enfrentaban el Paris Saint-Germain y el Atalanta en busca de la gloria.
Tanto Thomas Tuchel como Gian Piero Gasperini, mandaron a la cancha lo mejor que tenían disponible, o al menos lo que se esperaba por la mayoría de los medios de prensa. Los italianos com su 3-4-3 clásico, mientras que los parisinos formaban en un 4-4-2 que en ataque llegaba a incorporar hasta 4 atacantes con mucha movilidad.
El encuentro comenzó muy agitado, el PSG dispuesto a matar temprano, tuvo su oportunidad más claro a los 4 minutos cuando Neymar se fue mano a mano frente a Sportiello y falló inexplicablemente su remate a gol. Desde ahí ya se presagiaba que sería una lluvia de ocasiones contra el arco que defendía el arquero suplente del Atalanta, que tuvo que asumir por la lesión del habitual Pierluigi Gollini.
Hay que resaltar la mentalidad del 10 brasileño que, a pesar de haberse negado el 1-0 clarísimo, no bajó la cabeza y siguió intentándolo cada vez que recibió el balón. Contra uno, contra dos, entre tres, con tunel a este, cambio de ritmo para aquel, Neymar estaba en su noche. La tuvo de cara a puerta hasta 3 veces más en ese primer tiempo pero solo le faltó la aclamada definición.
Mientras tanto el Atalanta llegó al éxtasis de su viaje europeo cuando se puso en ventaja en la una de las dos ocasiones claras que tuvo en todo el partido. La primera detenida espectacularmente por Keylor Navas, y la segunda al minuto 26 en la que Pasalic hizo cambiar la pizarra del Estadio da Luz con un remate colocado de zurda.
Si decimos que al Paris no le entraron los nervios estaríamos mintiendo, aparecieron los fantasmas de cada temporada pululando por las vacías gradas de aquel recinto que ahora se convertía en un manicomio para el capitán Silva y su batallón de infantería. Míster Ney volvió a fallar alguna más y así nos fuimos al descanso.
En el segundo tiempo saltó Mbappe y todo cambió, algo hizo click en el PSG que ahora atacaba con más filo y contundencia. El propio fenómeno francés tuvo un par de ellas muy claras, que también erró a manos del portero bergamasco que se crecía con cada ocasión fallada por ellos. Pero lo que también cambió en esa segunda mitad fue el juego alegre y vistoso de los italianos. Salió el Papu Gómez por lesión y aquellos cayeron en la tentación de juntar líneas y confiar en el paso indetenible del cronómetro. Craso error.
Llegaba el aplastante minuto 90 a Portugal, entraba con autoridad y sin nasobuco, imponente y con su ejército de 300 segundos de descuento que aquel colegiado inglés ya había dictaminado. Pero antes, y como la última esperanza, ingresaba quizás el menos vistoso y mediático de los futbolistas del PSG, Eric Maxim Choupo-Moting sustituía a Mauro Icardi en el 79 y fue precisamente a él a quién Mbappe asistió para el apoteósico gol se la victoria en el 93. Hacía 3 minutos que Marquinhos había empatado el partido, tras un tiro-pase de Neymar que su compatriota empujó delante de la puerta.
De esa manera, entre lágrimas de aquellos que por muy poco hacen la hombrada, Gasperini y sus muchachos hacieron las maletas de vuelta al norte de Italia, en ellas empacaron la decepción inevitable de perder el boleto semifinalista en el último respiro, pero también la ovación y el cariño de medio planeta que hoy compartieron camiseta con ellos, por esa rara sensación de empatía que generan los equipos chicos que se atreven a soñar en grande.
RB Leipzig vs Atlético de Madrid
Este jueves, a las 3:00 p.m., tendrá lugar el segundo partido de cuartos de final cuando choquen el Leipzig y el Atleti. Los españoles vieron en peligro su participación por el positivo a coronavirus de Vrsaljko y Correa, pero finalmente pudieron llegar a Portugal, después de pasar varias veces la prueba negativa el resto de la plantilla.
Un encuentro en el que, a priori, salen muy favoritos los dirigidos por el Cholo Simeone, que tienen la gran oportunidad de estar otra vez en semifinales de la competición que ya se le ha escapado dos veces. Nagelsmann llega huérfano de su estrella (Werner al Chelsea) pero con toda la ilusión (y el morbo) del mundo de aguarles la fiesta a los Colchoneros en el Jose Alvalade.
Veremos que pasa y estaremos contándolo aquí.